¿Tiene Ud. Vida Eterna?



Pregunta: "¿Tiene Ud. Vida Eterna?"

Respuesta:
La Biblia presenta un sendero claro hacia la vida eterna. Primero, debemos reconocer que hemos pecado contra Dios. En las Sagradas Escrituras leemos en Romanos capítulo 3 y el versículo 23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” Todos hemos hecho cosas que desagradan a Dios, las cuales nos hacen merecedores de castigo. Debido a que a la larga todos nuestros pecados van en contra de un Dios eterno, únicamente bastaría un castigo eterno. Pero, en Romanos capítulo 6 y el versículo 23 leemos, “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor Nuestro.”

En 1 de Pedro capítulo 2 y el versículo 22, leemos que Jesucristo es el santo Hijo de Dios, sin pecado. En Juan capítulo 1, los versículos 1 y 14, leemos que el eterno Hijo de Dios, se hizo hombre y murió para pagar nuestro castigo. En Romanos 5:8 leemos: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Jesucristo murió en la cruz (Juan 19:31-42). Él llevó la culpa que merecíamos nosotros (2 Corintios 5:21). Tres días más tarde El se levantó de la tumba, demostrando Su victoria sobre el pecado y la muerte. (1 de Corintios 15:1-4) Y en 1 de Pedro capítulo 1 versículo 3, leemos: “Que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.”

En Hechos 3 el versículo 19, leemos que por fe, debemos arrepentirnos y apartarnos de nuestro pecado y volvernos a Cristo para la salvación. Si ponemos nuestra fe en El, confiando en que Su muerte en la cruz fue el pago por nuestros pecados, seremos perdonados y recibiremos la promesa de la vida eterna en el cielo. En Juan 3:16 leemos: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” En Romanos 10:9 leemos: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” ¡Solamente la fe en la obra completa de Cristo en la cruz es el único camino verdadero hacia la vida eterna! En Efesios 2:8-9 leemos: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

Si desea aceptar a Jesucristo como su Salvador, usted puede repetir la siguiente oración: “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que, a través de la fe en El, yo pueda ser perdonado. Me arrepiento y me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para mí salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y por Tu perdón – el don de la vida eterna! En nombre de Jesús, ¡Amén!” Recuerde que al hacer esta oración o cualquier otra, no es suficiente para salvarle. Solamente el confiar y tener fe en Cristo puede librarle del pecado y regalarle una vida eterna en el cielo. Esta oración es simplemente una manera de expresarle a Dios su fe en El y agradecerle por proveerle la salvación.

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¿Quién es un Cristiano?



Pregunta: "¿Quién es un Cristiano?"

Respuesta:
El Diccionario Webster define a un cristiano como “una persona que se precia de creer en Jesús como el Cristo, o en la religión basada en la enseñanza de Jesús.” Aunque éste es un buen punto de partida para entender quien es un Cristiano, como muchas definiciones seculares, ésta de alguna manera no alcanza a comunicar en realidad la verdad bíblica de lo que significa ser un Cristiano.

La palabra “cristiano” es utilizada tres veces en el Nuevo Testamento - en Hechos 11:26; Hechos 26:28, y 1 Pedro 4:16. Los seguidores de Jesucristo fueron llamados “Cristianos” primero en Antioquía debido a que su comportamiento, actividad y forma de hablar fueron como los de Cristo. (Hechos 11:26) Originalmente este término fue utilizado por la gente no salva en Antioquía (o sea los no creyentes) como un tipo de apodo despectivo, utilizado para burlarse de los Cristianos. Literalmente significa “perteneciente al partido de Cristo” o “partidario o seguidor de Cristo,” lo cual es muy similar a la manera en la que el Diccionario Webster lo define.

Desafortunadamente con el paso del tiempo, la palabra “Cristiano” ha perdido mucho de su significado y a menudo es utilizada para describir a alguien religioso o que tiene altos valores morales, en lugar de un verdadero seguidor de Jesucristo nacido de nuevo (ésta vez en el espíritu) como lo vemos en Juan 3:3. Mucha gente que no cree ni confía en Jesucristo, se considera cristiana simplemente porque asiste a la iglesia o vive en una nación “Cristiana.” Pero asistir a la iglesia, servir a aquellos menos afortunados que uno, o ser una buena persona, no lo hace a uno un cristiano. Bien dijo una vez un evangelista, “Asistir a la iglesia no hace a uno un Cristiano, al igual que ir a un garaje no hace a uno un automóvil.” Ser un miembro de una iglesia, asistir a los servicios regularmente, y dar para la obra de la iglesia, no pueden hacerle un cristiano.

La Biblia nos enseña que las buenas obras que hacemos no nos pueden hacer aceptables a Dios. Tito el capítulo 3 y versículo 5 nos dice que “Dios nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.” De manera que, un cristiano es alguien que ha sido nacido de nuevo por Dios (espiritualmente hablando) y ha puesto su fe y confianza en Jesucristo. Esto lo vemos en Juan 3:3,7, y en 1 Pedro 1:23. En Efesios 2:8 leemos que “Por gracia somos salvos por medio de la fe y esto no procede de nosotros, sino que es un regalo, un don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe ni se jacte.” Un cristiano verdadero es alguien que se ha arrepentido de sus pecados y ha puesto su fe y confianza solamente en Jesucristo. Su confianza no está en seguir una religión, ni una serie de claves morales, ni una lista de cosas que uno debe o no debe hacer.

Un verdadero Cristiano es una persona que ha puesto su fe y confianza en la persona de Jesucristo, que reconoce que Él murió en la cruz como pago por todos los pecados personales de cada uno de nosotros y que resucitó al tercer día para obtener la victoria sobre la muerte, para dar la vida eterna a todos los que creamos en Él. Juan 1:12 nos dice: “Más a todos lo que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Un verdadero cristiano es en verdad un hijo de Dios, una parte de la verdadera familia de Dios, y uno a quien le ha sido dado una nueva vida en Cristo. Por lo tanto Dios pone un deseo en el corazón del cristiano de cambiar totalmente su estilo de vida y le incentiva a llevar una vida santa y pura. La marca de un cristiano verdadero es demostrar amor hacia los demás y la obediencia a la Palabra de Dios. Esto lo vemos en las Sagradas Escrituras en 1 Juan 2:4 y en 1 Juan 2:10.

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¿Qué significa ser un Cristiano nacido de nuevo?



Pregunta: "¿Qué significa ser un Cristiano nacido de nuevo?"

Respuesta:
¿Qué significa ser un cristiano nacido de nuevo? El pasaje clásico de la Biblia que responde a esta pregunta es el de Juan 3:1-21. El Señor Jesucristo está hablando con Nicodemo, un fariseo prominente, y miembro del Sanedrín (un principal entre los judíos). Había venido a Jesús de noche para hacerle algunas preguntas.

Mientras Jesús hablaba con Nicodemo, El dijo “...De cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Nicodemo le dijo, “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” Jesús contestó, “De cierto te digo, que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo...” (Juan 3:3-7).

La frase “nacido de nuevo” literalmente significa “nacido desde arriba.” Nicodemo tenía una necesidad verdadera. Él necesitaba un cambio de corazón – una transformación espiritual. El nuevo nacimiento, el nacer de nuevo, es un acto de Dios por el cual la vida eterna es impartida a la persona que cree (2 Corintios 5:17; Tito 3:5; 1 Pedro 1:3; 1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 2:1-4, 18). Juan 1:12,13 indican que “el nacer de nuevo” también transmite la idea de “volverse hijo de Dios” al confiar en el nombre de Jesucristo.

La pregunta viene de manera lógica, “¿Por qué una persona necesita nacer de nuevo?” El Apóstol Pablo en Efesios 2:1 dice, “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados...” A los Romanos en Romanos 3:23, el Apóstol escribió, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” De manera que, una persona necesita nacer de nuevo a fin de que sus pecados sean perdonados y para poder tener una relación con Dios.

¿Cómo ocurre eso? Efesios 2:8,9 formulan, “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Cuando uno es “salvo”, él (o ella) ha nacido de nuevo, ha sido renovado espiritualmente, y ahora es hijo de Dios por el derecho de este nuevo nacimiento. Confiar en Jesucristo, en Aquel quien pagó la penalidad del pecado al morir Él en la cruz, es lo que significa “nacer de nuevo” espiritualmente. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es...” (2 Corintios 5:17 a).

Si nunca ha confiado en el Señor Jesucristo como su Salvador, ¿consideraría usted dar lugar al Espíritu Santo mientras El le habla a su corazón? Usted necesita nacer de nuevo. ¿Haría usted la oración de arrepentimiento para así volverse hoy una nueva creación en Cristo? “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)

Si usted desea aceptar a Jesucristo como su Salvador y nacer de nuevo, aquí está una oración modelo. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no va a salvarlo. Es solamente el confiar en Jesucristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su salvación. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en El yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Cómo recibo el perdón de Dios?



Pregunta: "¿Cómo recibo el perdón de Dios?"

Respuesta:
Hechos 13:38 declara, “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados.”

¿Qué es el perdón y por qué lo necesitamos?
La palabra “perdonar” significa hacer borrón y cuenta nueva, perdonar, cancelar una deuda. Cuando somos injustos con alguien, buscamos su perdón a fin de restituir la relación. El perdón no es otorgado debido a que la persona merezca ser perdonada. Nadie merece ser perdonado. El perdón es un acto de amor, misericordia y gracia. El perdón es una decisión de no guardar rencor a otra persona, pese a lo que le haya hecho.

La Biblia nos dice que todos necesitamos el perdón de Dios. Todos hemos cometido pecado. Eclesiastés 7:20 declara, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.” 1 Juan 1:8 dice, “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” Todo pecado es a la larga un acto de rebelión en contra de Dios (Salmos 51:4). Como resultado, necesitamos desesperadamente el perdón de Dios. Si nuestros pecados no son perdonados, pasaremos la eternidad sufriendo las consecuencias de nuestros pecados (Mateo 25:46; Juan 3:36).

Perdón – ¿Cómo lo obtengo?
Afortunadamente, Dios es tierno y compasivo. ¡Está ansioso de perdonar nuestros pecados! 2 Pedro 3:9 nos dice que Dios es, “...paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” Dios desea perdonarnos, de manera que ha hecho provisión para nuestro perdón.

El único castigo justo por nuestros pecados es la muerte. La primera parte de Romanos 6:23 declara, “Porque la paga del pecado es muerte...” La muerte eterna es lo que hemos ganado por nuestros pecados. Dios, en Su plan perfecto, se hizo hombre, en la persona de Jesucristo (Juan 1:1, 14). Jesús murió en la cruz, llevando la penalidad que merecíamos – la muerte. 2 Corintios 5:21 nos enseña, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” ¡Jesús murió en la cruz, llevando el castigo que merecíamos! Siendo Dios, la muerte de Jesús proveyó el perdón por los pecados del mundo entero. 1 Juan 2:2 proclama, “El es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” Jesús resucitó, proclamando Su victoria sobre el pecado y la muerte (1 Corintios 15:1-28). Gloria a Dios, que a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, la segunda parte de Romanos 6:23 es verdad, “...mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¿Quiere usted tener sus pecados perdonados? ¿Tiene un persistente sentido de culpa que no parece desaparecer? El perdón de sus pecados está disponible si usted pone su fe en Jesucristo como su Salvador. Efesios 1:7 dice, “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” Jesús pagó la deuda por nosotros para que pudiéramos ser perdonados. Todo lo que usted tiene que hacer es pedirle a Dios que le perdone a través de Jesús. Si usted cree que Jesús murió para pagar por su perdón entonces ¡El lo perdonará! Juan 3:16-17 contienen este maravilloso mensaje, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”

Perdón - ¿Es en realidad así de fácil?
¡Sí, es así de fácil! Usted no puede ganar el perdón de Dios. No puede pagar a Dios por su perdón. Usted sólo puede recibirlo por la fe, por medio de la gracia y misericordia de Dios. Si usted desea aceptar a Jesucristo como su Salvador y recibir el perdón de Dios, aquí está una oración que usted puede hacer. Hacer esta oración o cualquier otra, no va a salvarlo. Es solamente el confiar en Jesucristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su perdón. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en Él yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón! En nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Cómo puedo estar bien con Dios?



Pregunta: "¿Cómo puedo estar bien con Dios?"

Respuesta:
Para estar “bien” con Dios, primero debemos entender qué está “mal.” La respuesta es, el pecado. “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmo 14:3). Nos hemos rebelado contra los mandamientos de Dios; “todos nosotros nos descarriamos como ovejas” (Isaías 53:6).

La mala noticia es que la penalidad por el pecado es la muerte. “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). La buena noticia es que un Dios de amor nos ha buscado, a fin de traernos la salvación. Jesús declaró que Su propósito era “buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10), y cuando murió en la cruz, declaró cumplido este propósito con las palabras, “Consumado es” (Juan 19:30).

Tener una buena relación con Dios comienza por reconocer su pecado. Luego viene una confesión humilde del pecado a Dios (Isaías 57:15) y una determinación de renunciar al pecado. “Con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10).

Este arrepentimiento debe ir acompañado de fe. Específicamente, la fe en que la muerte expiatoria de Jesús y su resurrección milagrosa lo califican para ser su Salvador. “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). Muchos otros pasajes hablan acerca de la necesidad de la fe, tales como Juan 20:27; Hechos 16:31; Gálatas 2:16; 3:11,26 y Efesios 2:8.

Estar bien con Dios depende de su respuesta a lo que Dios ha hecho en beneficio suyo. Él envió al Salvador, proveyó el sacrificio para quitar su pecado (Juan 1:29), y ofrece esta promesa: “Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21).

La parábola del Hijo Pródigo, es una hermosa ilustración de arrepentimiento y perdón (Lucas 15:11-32). El hijo menor desperdició los bienes de su padre viviendo perdidamente (versículo 13). Cuando reconoció su mal proceder, decidió volver a casa (versículo 18). Asumió que ya no sería digno de ser llamado un hijo (versículo 19), pero estaba equivocado. El padre amó más que nunca al rebelde que volvió arrepentido (versículo 20). Todo le fue perdonado, y lo que siguió era una celebración (versículo 24).

Dios es bueno en guardar Sus promesas, incluso la promesa de perdonar. “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18).

Si usted quiere estar bien con Dios, aquí está una oración modelo. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no lo va a salvar. Es solamente el confiar en Cristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su salvación. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en El yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En Nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Es Jesús el único camino al Cielo?



Pregunta: "¿Es Jesús el único camino al Cielo?"

Respuesta:
A menudo escuchamos estas respuestas de la gente: “Básicamente soy una buena persona, tanto que iré al cielo.” “Bueno, hago algunas cosas malas, pero hago más cosas buenas, así que iré al cielo.” “Dios no va a enviarme al infierno solamente porque no vivo pegado a la Biblia. ¡Los tiempos han cambiado!” “Solamente la gente verdaderamente mala, como los que abusan sexualmente de niños, y los asesinos van al infierno.”

Todos estos son conceptos comunes entre la mayoría de la gente, pero la verdad es que todos estos son mentiras. Satanás, el gobernador del mundo, fabrica estos pensamientos en nuestras cabezas. Él, y cualquiera que sigue sus caminos, es un enemigo de Dios (1 Pedro 5:8). Satanás siempre se disfraza de bueno (2 Corintios 11:14), pero él tiene control sobre todas las mentes que no pertenecen a Dios. “Satanás, el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4).

Es una mentira creer que Dios no tiene cuidado de los pecados pequeños, y que el infierno está reservado sólo para la “gente mala.” Todo pecado nos aparta de Dios, aún una “pequeña mentirita blanquita.” Todos hemos pecado, y ninguno es lo suficientemente bueno como para ir al cielo por sí mismo (Romanos 3:23). Entrar al cielo no se basa en que lo bueno pesa sobre lo malo; todos vamos a perder si ese es el caso. “Y si son salvos por el favor de Dios, entonces no es por sus buenas obras. En ese caso, el maravilloso favor de Dios no sería lo que es en realidad – gratuito e inmerecido” (Romanos 11:6). No podemos hacer nada bueno para ganar nuestro camino al cielo (Tito 3:5).

“Entrad al reino de Dios por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13). Aún si cada uno vive una vida de pecado, y confiar en Dios no es popular, Dios no va a disculparlo. “Solía vivir justamente como el resto del mundo, lleno de pecado, obedeciendo a Satanás, el príncipe de la potestad del aire. El es el espíritu que ahora obra en los corazones de aquellos que rehúsan obedecer a Dios” (Efesios 2:2).

Cuando Dios creó el mundo, era perfecto. Todo era bueno. Entonces creó a Adán y Eva, y les dio libre albedrío, de manera que pudieran escoger seguir y obedecer a Dios o no. Pero Adán y Eva, los primeros seres que Dios creó, fueron tentados por Satanás para desobedecer a Dios, y pecaron. Esto los separó (y a todo el que vino después de ellos, incluyéndonos a nosotros) de estar en capacidad de tener una relación cercana con Dios. Él es perfecto y no puede estar entre el pecado. Como pecadores, no podríamos hacerlo por nosotros mismos. De manera que, Dios hizo un camino para que pudiéramos estar unidos con Él en el cielo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Jesús nació para enseñarnos el camino, para morir por nuestros pecados, y de esta manera poder ser liberados. Tres días después de Su muerte, Jesús se levantó de la tumba (Romanos 4:25), probando Su victoria sobre la muerte. Él llenó el vacío entre Dios y el hombre, a fin de que podamos tener una relación personal con Él si solamente creemos.

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado” (Juan 17:3). La mayoría de la gente cree en Dios, aún Satanás cree. Pero para recibir la salvación, debemos volvernos a Dios, formar una relación personal, apartarnos de nuestros pecados y seguirle. Debemos confiar en Jesús con todo lo que tenemos y todo lo que hacemos. “Se ha manifestado la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para que quite nuestros pecados. Y todos podemos ser salvos de esta manera, sin importar quienes somos o qué hayamos hecho” (Romanos 3:22). La Biblia enseña que no hay otro camino para la salvación sino a través de Cristo. En Juan 14:6 Jesús dice, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

Jesús es el único camino de salvación porque es el único que puede pagar nuestra penalidad por el pecado (Romanos 6:23). Ninguna otra religión enseña la gravedad o seriedad del pecado y sus consecuencias. Ninguna otra religión ofrece el pago infinito del pecado que solamente Jesucristo puede proveer. Ningún otro “fundador religioso” fue Dios que se hizo hombre (Juan 1:1,14) – la única manera en que una deuda infinita pudo ser pagada. Jesús tenía que ser Dios, a fin de que pudiera pagar nuestra deuda. Jesús tenía que ser hombre para que pudiera morir. ¡La salvación está disponible solamente a través de la fe en Jesucristo! “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

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¿Cuál es el plan de Salvación?



Pregunta: "¿Cuál es el plan de Salvación?"

Respuesta:
¿Está hambriento? No físicamente hambriento, ¿pero tiene usted un deseo de algo más en la vida? ¿Hay algo profundo en su interior, que parece nunca estar satisfecho? Si es así, ¡Jesús es el camino! Jesús dijo, “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35).

¿Está usted confundido? ¿Nunca puede encontrar un sendero o propósito en la vida? ¿Parece como que alguien ha apagado las luces y usted no puede encontrar el interruptor? Si es así, ¡Jesús es el camino! Jesús proclamó, “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

¿Alguna vez ha sentido, como que le ha cerrado la puerta de la vida? ¿Ha intentado abrir muchas puertas, solamente para encontrar que detrás de ellas todo está vacío y sin sentido? ¿Está buscando una entrada a una vida plena? Si es así, ¡Jesús es el camino! Jesús declaró, “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9).

¿Lo defrauda otra gente siempre? ¿Sus relaciones han sido superficiales y vacías? ¿Parece como que todos están tratando de sacar provecho de usted? Si es así, ¡Jesús es el camino! Jesús dijo, “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas…yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen” (Juan 10:11,14).

¿Se ha preguntado qué sucede después de la vida? ¿Está cansado de vivir su vida por las cosas que solamente corrompen y corroen? ¿Alguna vez duda de que la vida tenga algún significado? ¿Quiere usted vivir después de que muera? Si es así, ¡Jesús es el camino! Jesús declaró, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26).

¿Quién es el camino’ ¿Quién es la verdad? ¿Quién es la vida? Jesús contestó, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

El hambre que usted siente, es un hambre espiritual, y solamente puede ser saciada por Jesús. Jesús es el único que puede disipar la oscuridad. Jesús es la puerta a una vida satisfactoria. Jesús es el amigo y el pastor que usted ha buscado. Jesús es la vida – en este mundo y en el próximo. ¡Jesús es el camino de la salvación!

La razón por la que se siente hambriento, la razón por la que parece estar perdido en la oscuridad, la razón por la que no puede encontrar significado en la vida, es que usted está separado de Dios. La Biblia nos dice que todos hemos pecado, y por tanto estamos separados de Dios (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23). El vacío que siente en su corazón es por la ausencia de Dios en su vida. Fuimos creados para tener una relación con Dios. A causa de nuestro pecado, estamos separados de esa relación. Aún peor, nuestro pecado puede causar que estemos separados de Dios por toda la eternidad - en esta vida y en la que viene (Romanos 6:23; Juan 3:36).

¿Cómo puede ser resuelto este problema? ¡Jesús es el camino! Jesús, por nosotros, fue hecho pecado (2 Corintios 5:21). Jesús murió en nuestro lugar (Romanos 5:8), tomando el castigo que merecíamos. Tres días después, Jesús resucitó, demostrando Su victoria sobre el pecado y la muerte (Romanos 6:4-5). ¿Por qué lo hizo? Dios mismo contestó esa pregunta, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). Jesús murió a fin de que nosotros pudiéramos vivir. Si ponemos nuestra fe en Jesús, confiando en Su muerte como el pago por nuestros pecados, entonces todos nuestros pecados son perdonados y lavados. Y así nuestra hambre espiritual será satisfecha. Las luces se encenderán. Tendremos acceso a una vida plena. Conoceremos a nuestro mejor amigo y buen pastor. Sabremos que tendremos vida después de morir – ¡una vida resucitada con Jesús en el cielo por la eternidad!

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

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¿Hay vida después de la muerte?



Pregunta: "¿Hay vida después de la muerte?"

Respuesta:
La existencia de la vida después de la muerte es una pregunta universalmente hecha por la humanidad. Job habló por todos nosotros cuando preguntó, “El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece...si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:1-2, 14).

Como Job, casi todos nosotros hemos sido desafiados por esta pregunta. ¿Qué exactamente nos sucede después de morir? ¿Dejamos de existir simplemente? ¿Es la vida una puerta giratoria de la que se sale y se regresa a la tierra a fin de alcanzar la grandeza personal? ¿Van todos al mismo lugar, o vamos a diferentes lugares? ¿Hay realmente un cielo y un infierno?

La Biblia nos dice que no solamente hay vida después de la muerte, sino que hay una vida eterna tan gloriosa que “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1ª Corintios 2:9). Jesucristo, Dios encarnado, vino a la tierra para darnos este don de la vida eterna. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).

Jesús asumió el castigo que cada uno de nosotros merecemos, y sacrificó su vida misma. Tres días después, Él se mostró victorioso sobre la muerte al levantarse de la tumba. Permaneció sobre la tierra por cuarenta días y fue visto por miles de personas antes de ascender al cielo. Romanos 4:25 dice, “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”

La resurrección de Cristo fue un evento bien documentado. El Apóstol Pablo desafió a la gente a cuestionar a los testigos oculares de la validez de la resurrección, y nadie fue capaz de impugnar esta verdad. La resurrección es la piedra angular de la fe Cristiana; porque Cristo resucitó de la muerte, podemos tener fe de que también seremos resucitados.

La resurrección de Jesucristo es la prueba definitiva de la vida después de la muerte. Cristo fue solamente el primero en una gran cosecha de personas que serán resucitadas nuevamente a la vida. La muerte física vino a través de un hombre, Adán, con quien todos estamos relacionados. Pero todos los que hemos sido adoptados en la familia de Dios a través de la fe en Jesucristo, recibiremos vida nueva (1ª Corintios 15:20-22). Así como Dios levantó el cuerpo de Jesús, así nuestros cuerpos serán resucitados cuando vuelva Jesús (1ª Corintios 6:14).

Aunque eventualmente todos resucitaremos, no todos irán al cielo. En esta vida, cada persona debe tomar una decisión, y esto determinará su destino eterno. La Biblia dice que está establecido para nosotros morir una sola vez, y después de eso viene el juicio (Hebreos 9:27). Aquellos que han sido hechos justos por la fe en Cristo irán a la vida eterna en el cielo, pero los que rechazan a Cristo como su Salvador serán enviados al castigo eterno del infierno (Mateo 25:46).

El infierno, al igual que el cielo, no es solamente un estado de existencia, sino un lugar literal y muy real. Es un lugar en donde los injustos experimentarán la eterna ira de Dios sin fin. Ellos soportarán tormentos emocionales, mentales y físicos, sufriendo conscientemente de la vergüenza, remordimiento y desprecio. El infierno se describe como un abismo interminable (Lucas 8:31, Apocalipsis 9:1), y un lago de fuego, que arde con sulfuro, en donde los habitantes serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos (Apocalipsis 20:10). En el infierno, habrá el lloro y el crujir de dientes, dando inicio a pena intensa y cólera (Mateo 13:42). Este es un lugar “donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:48).

Dios no quiere la muerte del impío, sino que se vuelva de su camino malvado para que viva (Ezequiel 33:11). Pero Dios no va a forzarnos a la sumisión. Si escogemos rechazarlo, Él acepta nuestra decisión de vivir apartados de Él eternamente. La vida sobre la tierra es una prueba – una preparación para lo que ha de venir. Para los creyentes, es la vida eterna en la presencia inmediata de Dios. Para los incrédulos, la vida después de la muerte es una eternidad en el lago de fuego.

Entonces, ¿cómo podemos recibir la vida eterna y evitar una eternidad en el lago de fuego? Hay solamente una manera – a través de la fe y confianza en Jesucristo. Jesús dijo, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá, Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente…” (Juan 11: 25-26).

El don gratuito de la vida eterna está disponible para todos. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). No nos será dada la oportunidad de recibir el regalo divino de la vida eterna después de la muerte. Nuestro destino eterno es determinado durante la vida aquí en la tierra, por nuestra recepción o rechazo de Jesucristo. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2) Si confiamos en la muerte de Jesucristo como el pago por nuestro pecado contra Dios, se nos garantiza no solamente una vida significativa sobre la tierra, sino también vida eterna después de la muerte en la presencia gloriosa de Cristo.

Si usted desea aceptar a Jesucristo como su Salvador, aquí está una oración modelo. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no lo va a salvar. Es solamente el confiar en Cristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle la salvación. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en El yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el nombre de Cristo, ¡Amén!”

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¿Cómo puedo saber con certeza que voy a ir al Cielo cuando muera?



Pregunta: "¿Cómo puedo saber con certeza que voy a ir al Cielo cuando muera?"

Respuesta:
¿Sabe con seguridad que tiene vida eterna y que va a ir al Cielo cuando muera? ¡Dios quiere que usted esté seguro! La Biblia dice: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1ª Juan 5:13). Supongamos que usted estuviera parado delante de Dios ahora mismo, y Él le preguntara, “¿Por qué debería dejarte entrar al Cielo?”, ¿Qué respondería usted? Tal vez no sabría qué responder. Lo que necesita saber, es que Dios nos ama y ha provisto una manera por la cual podemos saber con seguridad dónde pasaremos la eternidad. La Biblia lo declara de esta manera: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Tenemos que entender primero, el problema que nos impide acceder al Cielo. El problema es este – nuestra naturaleza pecaminosa nos impide tener una relación con Dios. Somos pecadores por naturaleza y por voluntad propia. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). No podemos salvarnos a nosotros mismos. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie de gloríe” (Efesios 2:8-9). Merecemos la muerte y el infierno. “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).

Dios es santo y justo, y debe castigar el pecado. Aún así, Él nos ama y ha provisto para el perdón de nuestro pecado. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Jesús murió en la cruz por nosotros: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1ª Pedro 3:18). Jesús fue resucitado de la muerte: “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4:25).

Por lo tanto, regresando a la pregunta original – “¿Cómo puedo saber con certeza que voy a ir al cielo cuando muera?”. La respuesta es esta – crea en el Señor Jesucristo y será salvo (Hechos 16:31). “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Usted puede recibir la vida eterna como un don GRATUITO. “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Ahora mismo, usted puede vivir una vida plena y significativa. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Pueden pasar la eternidad con Jesús en el cielo, porque Él prometió: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis (Juan 14:3).

Si usted quiere aceptar a Jesucristo como su Salvador, y recibir el perdón de Dios, aquí está una oración modelo que usted puede hacer. Hacer esta oración o cualquier otra, no lo va a salvar. Es solamente el confiar en Cristo lo que le puede dar el perdón de pecados. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en El, y agradecerle por proveerle su perdón. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en Él yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón! En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Cuál es para mí la religión verdadera?



Pregunta: "¿Cuál es para mí la religión verdadera?"

Respuesta:
Los restaurantes de comida rápida nos tientan, al permitirnos ordenar nuestra comida exactamente como queremos. Algunas cafeterías alardean acerca de cientos de sabores diferentes y variaciones de café. Aún cuando compramos casas y carros, podemos buscar uno con todas las opciones y características deseadas. Ya no vivimos en un mundo de chocolate, vainilla y frutilla. ¡La selección es el rey! Usted puede encontrar casi todo lo que quiera de acuerdo con sus propios gustos y necesidades personales.

Así que, ¿qué le parece una religión que sea justo para usted? ¿Qué le parece una religión libre de culpa, que no haga demandas, y que no esté cargada de un montón de reglas molestas de lo que uno debe o no debe hacer? Está ahí, justo como lo he descrito, pero ¿es la religión algo para ser escogido como un sabor favorito de helado?

Hay un montón de voces compitiendo por nuestra atención, entonces ¿por qué uno debería considerar a Jesús superior a, digamos, Mahoma, Confucio, Buda, Charles Taze Russell, o Joseph Smith? Después de todo, ¿no conducen todos los caminos al cielo? ¿No son todas las religiones básicamente iguales? La verdad es que no todas las religiones conducen al cielo, así como no todos los caminos conducen a Roma.

Sólo Jesús habla con la autoridad de Dios, porque sólo Jesús venció la muerte. Mahoma, Confucio, y los otros, se desmoronan en sus tumbas hasta hoy mismo, pero Jesús, por Su propio poder, abandonó la tumba tres días después de morir sobre una cruel cruz romana. Cualquiera que tenga el poder sobre la muerte, merece su atención. Cualquiera que tenga el poder sobre la muerte merece ser escuchado.

La evidencia que acredita la resurrección de Jesús es arrolladora. Primero, ¡Hubo sobre quinientos testigos oculares del Cristo resucitado! Eso es un montón de testigos oculares. Quinientas voces no pueden ser ignoradas. ¡También está el asunto de la tumba vacía; los enemigos de Jesús fácilmente pudieron haber detenido todo lo que se hablaba acerca de la resurrección al presentar su cuerpo muerto y descompuesto, pero no hubo un cuerpo para presentar! ¡La tumba estaba vacía! ¿Pudieron los discípulos haber robado su cuerpo? Difícilmente. Para prevenir tal eventualidad, la tumba de Jesús había estado fuertemente resguardada por soldados armados. Considerando que sus seguidores más cercanos por temor habían huido en Su arresto y crucifixión, es muy poco probable que este pobre conjunto de pescadores atemorizados se hubiera enfrentado mano a mano a entrenados soldados profesionales. ¡El hecho simple es que la resurrección de Jesús no puede dar explicación!

Nuevamente, cualquiera que tiene poder sobre la muerte, merece ser escuchado. Jesús probó Su poder sobre la muerte, por tanto, necesitamos escuchar lo que dice. Jesús afirma ser el único camino hacia la salvación (Juan 14:6). El no es un camino; El no es uno de muchos caminos. Jesús es el camino.

Y este mismo Jesús dice, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28) Este es un mundo fatigoso y la vida es difícil. La mayoría de nosotros estamos bastante sufridos, heridos, y deteriorados. ¿Está de acuerdo? Así que, ¿qué es lo que quiere? ¿Un restablecimiento o una mera religión? ¿Un Salvador viviente o uno de muchos “profetas” muertos? ¿Una relación significativa o rituales vacíos? Jesús no es una elección - ¡Él es la elección!

Si usted está buscando perdón, Jesús es la verdadera “religión” (Hechos 10:43). Jesús es la verdadera religión si usted está buscando una relación significativa con Dios (Juan 10:10). Jesús es la “religión” verdadera si usted está buscando un hogar eterno en el Cielo (Juan 3:16). Ponga su fe en Jesucristo como su Salvador. ¡No lo lamentará! Confíe en Él para el perdón de sus pecados. ¡No quedará decepcionado!

Si usted desea tener una “relación verdadera” con Dios, aquí está una oración modelo. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no lo va a salvar. Es solamente el confiar en Cristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle la salvación. “¡Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en Él yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Cuál es el camino de los Romanos hacia la salvación?



Pregunta: "¿Cuál es el camino de los Romanos hacia la salvación?"

Respuesta:
El camino de los Romanos hacia la salvación, es una manera de compartir el evangelio de la salvación, utilizando versículos del libro neotestamentario escrito a los Romanos. Este es un simple, pero poderoso método para explicar por qué necesitamos la salvación, cómo Dios proveyó la salvación, cómo podemos recibir la salvación, y cuáles son los resultados de la salvación.

El primer versículo del camino de los Romanos hacia la salvación es Romanos 3:23, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” Todos hemos pecado. Todos hemos hecho cosas que desagradan a Dios. No hay uno que sea inocente. Romanos 3:10-18 nos da una descripción detallada de cómo luce el pecado en nuestras vidas.

La segunda escritura en el camino de los Romanos hacia la salvación es Romanos 6:23, y nos enseña las consecuencias del pecado – “Porque la paga del pecado es muerte...” El castigo ganado por nuestro pecado es la muerte. ¡No solamente la muerte física, sino la muerte eterna!

El tercer versículo en el camino de los Romanos hacia la salvación se encuentra en la segunda mitad de Romanos 6:23, “mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 5:8 declara, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. ¡Jesucristo murió por nosotros! La muerte de Jesús pagó el precio de nuestros pecados. La resurrección de Jesús prueba que Dios aceptó la muerte de Jesús como pago por nuestros pecados.

La cuarta parada en el camino de los Romanos hacia la salvación es Romanos 10:9, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” ¡Debido a la muerte de Jesús a favor nuestro, todo lo que tenemos que hacer es creer en El, confiar en Su muerte como pago por nuestros pecados – y seremos salvos! Romanos 10:13 lo dice nuevamente, “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Jesús murió para pagar la penalidad por nuestros pecados y rescatarnos de la muerte eterna. La salvación, el perdón de los pecados, está disponible para cualquiera que confía en Jesucristo como su Señor y Salvador.

El aspecto final en el camino de los Romanos hacia la salvación es el resultado de la salvación. Romanos 5:1 tiene este maravilloso mensaje, “Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” A través de Jesucristo podemos tener una relación de paz con Dios. Romanos 8:1 nos enseña, “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” Debido a la muerte de Jesús a nuestro favor, nunca seremos condenados por nuestros pecados. Finalmente, tenemos esta preciosa promesa de Dios en Romanos 8:38-39, “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¿Le gustaría seguir el camino de los Romanos hacia la salvación? Si es así, aquí está una sencilla oración que usted puede hacer a Dios. Hacer esta oración es una manera para declararle a Dios que usted está confiando en Jesucristo para su salvación. Las palabras mismas no van a salvarle. ¡Solamente la fe en Jesucristo es la que le puede dar la salvación! ¡Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en El yo pueda ser perdonado. Con tu ayuda, me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Cuál es la llamada ‘oración del pecador’?



Pregunta: "¿Cuál es la llamada ‘oración del pecador’?"

Respuesta:
La oración comúnmente llamada “la oración del pecador” es una oración que uno hace a Dios cuando entiende que es pecador y en necesidad de un Salvador. Hacer esta oración no logrará nada por sí misma. Una oración del pecador genuina representa sólo lo que uno sabe, entiende, y cree acerca de su pecaminosidad y su necesidad de la salvación.

El primer aspecto de la oración del pecador, es entender que todos somos pecadores. Romanos 3:10 proclama, “Como está escrito: no hay justo, ni aún uno.” La Biblia pone muy en claro que todos hemos pecado. Todos somos pecadores en necesidad de la misericordia y el perdón de Dios (Tito 3:5-7). A causa de nuestro pecado, merecemos el castigo eterno (Mateo 25:46). La oración del pecador es un ruego por la gracia en lugar del juicio. Es una solicitud por la misericordia en lugar de la ira.

El segundo aspecto de la oración del pecador es conocer lo que Dios ha hecho para remediar nuestra condición perdida y pecaminosa. Dios fue hecho carne y llegó a ser un ser humano en la Persona de Jesucristo (Juan 1:1,14). Jesús nos enseñó la verdad acerca de Dios y llevó una vida perfectamente justa y libre de pecado (Juan 8:46; 2 Corintios 5:21). Jesús murió en la cruz en nuestro lugar, llevando el castigo que nosotros merecemos. (Romanos 5:8) Jesús resucitó de los muertos para probar Su victoria sobre el pecado, la muerte y el infierno (Colosenses 2:15; 1 Corintios el capítulo 15). Por todo esto, podemos tener nuestros pecados perdonados y la promesa de un hogar eterno en el Cielo – si solamente ponemos nuestra fe en Jesucristo. Todo lo que tenemos que hacer es creer que Él murió en nuestro lugar y resucitó de la muerte (Romanos 10:9-10). Podemos ser salvos por gracia solamente, por medio de la fe solamente, y por Jesucristo solamente. Efesios 2:8 declara, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”

Hacer la oración del pecador es simplemente una forma de declarar a Dios que usted confía en Jesucristo como su Salvador. No hay palabras “mágicas” que resulten en la salvación. Es sólo la fe en la muerte de Jesucristo y su resurrección, lo que nos puede salvar. Si usted comprende que es un pecador, y en necesidad de la salvación en Jesucristo, usted puede hacer esta oración a Dios ahora: “Dios, sé que soy pecador. Sé que merezco las consecuencias de mi pecado. Sin embargo, estoy confiando en Jesucristo como mi Salvador. Creo que Su muerte y resurrección hicieron la provisión para mi perdón. Confío en Jesús, y sólo en Él como mi Señor y Salvador personal. ¡Gracias Señor, por salvarme y perdonarme! En el nombre de Cristo, ¡Amén!"

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¿Cuáles son las Cuatro Leyes Espirituales?



Pregunta: "¿Cuáles son las Cuatro Leyes Espirituales?"

Respuesta:
Las Cuatro Leyes Espirituales son una manera de compartir las buenas nuevas de salvación disponible por la fe en Jesucristo. Es una manera simple de organizar la información importante en el Evangelio en cuatro puntos.

La primera de las Cuatro Leyes Espirituales es “Dios le ama y tiene un plan maravilloso para su vida”. Juan 3:16 nos dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 10:10 nos da la razón por la que vino Jesús. “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. ¿Qué nos impide experimentar el amor de Dios? ¿Qué nos impide tener una vida abundante?

La segunda de las Cuatro Leyes Espirituales es, “La humanidad está contaminada por el pecado, y por tanto está separada de Dios. Como resultado, no podemos conocer el maravilloso plan de Dios para nuestras vidas”. Romanos 3:23 afirma esta información, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Romanos 6:23 nos da las consecuencias del pecado, “Porque la paga del pecado es muerte”. Dios nos creó para que tuviésemos compañerismo con Él. Sin embargo, la humanidad trajo el pecado al mundo, y por tanto, está separada de Dios. Hemos arruinado la relación que Dios quería que tuviéramos con El. ¿Cuál es la solución?

La tercera de las Cuatro Leyes Espirituales es, “Jesucristo es la única provisión de Dios para nuestro pecado. A través de Jesucristo, podemos tener nuestros pecados perdonados y restaurar una verdadera relación con Dios”. Romanos 5:8 nos dice, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. 1ª Corintios 15:3-4 nos informa lo que necesitamos saber y creer para ser salvos, “…que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras…” En Juan 14:6, Jesús mismo declara que Él es el único camino a la salvación, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. ¿Cómo puedo recibir este maravilloso don de la salvación?

La cuarta de las Cuatro Leyes Espirituales es, “Debemos poner nuestra fe en Jesucristo como Salvador, a fin de recibir el don de la salvación y conocer el maravilloso plan de Dios para nuestras vidas”. Juan 1:12 describe esto para nosotros, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Hechos 16:31 lo dice muy claro, “¡Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo!” Podemos ser salvos solamente por gracia, solamente a través de la fe, y solamente en Jesucristo (Efesios 2:8-9).

Si usted quiere confiar en Jesús como su Salvador, dígale a Dios las siguientes palabras. ¡Decir estas palabras no le va a salvar, pero sí, el confiar en Cristo! Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su salvación. Usted puede repetir esta oración ahora - “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, y a través de la fe en Él yo puedo ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Qué significa aceptar a Jesús como su Salvador personal?



Pregunta: "¿Qué significa aceptar a Jesús como su Salvador personal?"

Respuesta:
¿Alguna vez ha aceptado a Jesucristo como su Salvador personal? Antes de responder, permítame explicar la pregunta. Para entender bien esta pregunta, primero usted debe entender el significado de las palabras “Jesucristo,” “Salvador” y “personal.”

¿Quién es Jesucristo? Mucha gente reconocerá a Jesucristo como un buen hombre, un gran maestro, o aún un profeta de Dios. Estas cosas son definitivamente ciertas de Jesús, pero ellas en realidad no definen quién es Él. La Biblia nos dice que Jesús es Dios en carne, que Él llegó a ser un ser humano (vea Juan 1:1,14). Jesús vino a la tierra para enseñar, sanar, corregir, y perdonarnos, y aun más, para morir por nosotros. Jesucristo es Dios, el Creador, el Señor Soberano. ¿Ha creído usted en este Jesús?

¿Qué es un Salvador y por qué necesitamos un Salvador? La Biblia nos dice que todos hemos pecado, hemos cometido actos malvados (Romanos 3:10-18). Como resultado de nuestro pecado, somos merecedores de la ira y el juicio de Dios. El único castigo justo por pecados cometidos contra un Dios infinito y eterno, es un castigo infinito (Romanos 6:23; Apocalipsis 20:11-15). ¡Esa es la razón por la cual necesitamos un Salvador!

Jesucristo, vino a la tierra y murió en nuestro lugar. La muerte de Jesús, como Dios en la carne, fue un pago infinito por nuestros pecados (2ª Corintios 5:17). Jesús murió para pagar la penalidad por nuestros pecados (Romanos 5:8). Jesús pagó el precio para que nosotros no lo tuviésemos que hacer. La resurrección de Jesús de entre los muertos probó que Su muerte fue suficiente para pagar la penalidad por nuestros pecados. ¡Esa es la razón por la cual Jesús es el único Salvador! (Juan 14:6; Hechos 4:12) ¿Está usted confiando en Jesús como su Salvador?

¿Es Jesús su Salvador “personal”? Mucha gente ven al Cristianismo como el asistir a la iglesia, la celebración de rituales, o el no cometer ciertos pecados. Pero eso no es el Cristianismo. El verdadero Cristianismo es una relación personal con Jesucristo. Aceptar a Jesús como su Salvador personal es poner su fe y confianza personalmente en El. Ninguno es salvo por la fe de otros. Nadie es perdonado por hacer ciertas obras. El único camino para ser salvo, es aceptando personalmente a Jesús como su Salvador, confiando en Su muerte como pago por sus pecados, y en Su resurrección como su garantía de la vida eterna (Juan 3:16). ¿Es Jesús personalmente su Salvador?

Si usted quiere aceptar a Jesucristo como su Salvador personal, dígale a Dios las siguientes palabras. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no lo va a salvar. Es solamente el confiar en Cristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su salvación. Usted puede repetir esta oración conmigo ahora - “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, y a través de la fe en Él yo puedo ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Acepto a Jesús como mi Salvador personal! ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el nombre de Cristo, ¡Amén!”

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¿Cuáles son los pasos para la salvación?



Pregunta: "¿Cuáles son los pasos para la salvación?"

Respuesta:
Mucha gente está buscando los “pasos para la salvación”. A la gente le gusta la idea de un manual instructivo con cinco pasos que, si uno los sigue, resultarán en la salvación. Un ejemplo de esto es el Islam con sus Cinco Pilares. Según el Islam, si los Cinco Pilares son obedecidos, la salvación es otorgada. Y porque la idea de un proceso paso a paso a la salvación es atrayente, muchos de la comunidad cristiana cometen el error de presentar la salvación como resultado de un proceso de paso por paso. El catolicismo romano tiene sus siete sacramentos. Varias denominaciones cristianas agregan el bautismo, la confesión pública, el apartarse del pecado, el hablar en lenguas, etc. como pasos a la salvación. Pero la Biblia solo presenta un paso a la salvación. Cuando el carcelero de Filipos le preguntó a Pablo, “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Pablo respondió, “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. (Hechos 16:30-31).

La fe en Jesucristo como Salvador es el único “paso” a la salvación. El mensaje de la Biblia es abundantemente claro. Todos hemos pecado contra Dios (Romanos 3:23). Y como resultado de nuestro pecado, merecemos ser separados de Dios eternamente (Romanos 6:23). Como resultado de su amor por nosotros, (Juan 3:16), Dios tomó la forma humana y murió en nuestro lugar, tomando así el castigo que nosotros merecemos (Romanos 5:8; 2 Corintios 5:21). Dios promete el perdón de los pecados y la vida eterna en el cielo a todos los que reciben a Jesucristo como su Salvador, por gracia, por medio de la fe. (Juan 1:12; 3:16; 5:24; Hechos 16:31).

La salvación no se obtiene por medio de ciertos pasos que tenemos que tomar para ganarnos la salvación. Sí, los cristianos deben bautizarse. Sí, los cristianos deben confesar públicamente a Cristo como su Salvador. Sí, los cristianos deben apartarse del pecado. Sí, los cristianos deben comprometer sus vidas a obedecer a Dios. No obstante, estos no son pasos a la salvación. Son resultados de la salvación. Debido a nuestro pecado, no podemos de ninguna manera ganar la salvación. Podríamos seguir 1000 pasos, y no sería suficiente. Es por eso que Jesús tuvo que morir en nuestro lugar. Somos absolutamente incapaces de pagar nuestra deuda de pecado a Dios o de limpiarnos de nuestro pecado. Sólo Dios podría lograr nuestra salvación, y así lo hizo. Dios mismo completó los “pasos” y de ese modo ofrece la salvación a cualquiera que lo reciba de Él.

La salvación y el perdón de pecados no tienen nada que ver con seguir ciertos pasos. Es por recibir a Jesucristo como Salvador y reconocer que Él ha hecho todo el trabajo por nosotros. Dios requiere un paso de nosotros – el de recibir a Jesucristo como nuestro Salvador, confiando total y únicamente en Él como el camino a la salvación. Eso es lo que distingue la fe cristiana de otras religiones del mundo, las cuales tienen una lista de pasos que se tienen que seguir para llegar a recibir la salvación. La fe cristiana reconoce que Dios ya ha completado los pasos, y simplemente nos llama a recibir a Jesús por la fe.

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¿Cómo me convierto al cristianismo?



Pregunta: "¿Cómo me convierto al cristianismo?"

Respuesta:
Un hombre en la ciudad griega de Filipos les hizo una pregunta muy similar a Pablo y a Silas. Sabemos al menos tres cosas acerca de este hombre: que era carcelero, era un pagano, y estaba desesperado. Él había estado al borde del suicidio cuando Pablo lo detuvo. Y es entonces cuando el hombre preguntó, “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:30).

El hecho mismo de que el hombre hiciera esta pregunta, demuestra que él reconocía su necesidad de la salvación—su única expectativa era la muerte para él mismo, y supo que necesitaba ayuda. El hecho de haber preguntado a Pablo y a Silas, muestra que él creía que ellos tenían la respuesta.

La respuesta fue rápida y simple: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Verso 31). El pasaje luego muestra cómo el hombre creyó y se convirtió en cristiano. Su vida comenzó a manifestar la diferencia desde ese mismo día.

Nótese que la conversión del hombre estuvo basada en la fe (El texto dice “cree”) Él tuvo que confiar en Jesús y nada más. El hombre creyó que Jesús era el Hijo de Dios (El texto dice “Señor”) y el Mesías que cumplió las Escrituras (El texto dice “Jesucristo”). Su fe también incluyó la creencia de que Jesús murió por los pecados y resucitó, porque ese era el mensaje que Pablo y Silas estaban predicando (Romanos 10:9-10 y 1 Corintios 15:1-4).

“Convertirse” literalmente quiere decir “volverse.” Cuando nos volvemos HACIA una cosa, por necesidad damos vuelta DE otra cosa. Cuando nos volvemos a Jesús, debemos volvernos del pecado. La Biblia llama este volverse del pecado “arrepentimiento” y el volverse a Jesús “fe.” Por lo tanto, el arrepentimiento y la fe son complementarios. Tanto el arrepentimiento como la fe están indicados en 1 Tesalonicenses 1:9 donde dice “…cómo os convertisteis de los ídolos a Dios...” Un cristiano dejará atrás sus caminos anteriores y todo lo perteneciente a la religión falsa como resultado de una conversión genuina al cristianismo.

Para simplificarlo, para convertirte al cristianismo, debes creer que Jesús es el Hijo de Dios quien murió por tus pecados y resucitó. Debes estar de acuerdo con Dios en que eres un pecador con una necesidad de la salvación, y debes confiar solamente en Jesús para salvarte. Cuando te vuelves del pecado a Cristo, Dios promete salvarte y darte al Espíritu Santo, quien te hará una nueva criatura.

El cristianismo, en su forma verdadera, no es una religión. El cristianismo, de acuerdo a la Biblia, es una relación con Jesucristo. El cristianismo es Dios ofreciendo la salvación a todo aquel que cree y confía en el sacrificio de Jesús en la cruz. Una persona que se convierte al cristianismo no es alguien que deja una religión por otra religión. El convertirse al cristianismo es recibir el regalo que Dios ofrece y el comenzar una relación personal con Jesucristo que resulta en el perdón de los pecados y una eternidad en el cielo después de la muerte.

¿Deseas convertirte al cristianismo por lo que has leído en este artículo? Si es así, esta es una sencilla oración que tú puedes ofrecerle a Dios. Repetir esta oración, o cualquier otra, no te salvará. Es solamente el confiar en Cristo lo que te salva del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresarle a Dios tu fe en Él y agradecerle por la provisión de tu salvación. Usted puede repetir esta oración ahora “Dios, sé que he pecado contra Ti y merezco el castigo. Pero Jesucristo pagó el castigo que yo merezco, y por la fe en Él yo puedo ser perdonado. Pongo mi confianza en Ti para mi salvación. ¡Gracias por tu perdón y maravillosa gracia – el regalo de la vida eterna! En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”

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¿Cómo puedo hacerme cristiano?



Pregunta: "¿Cómo puedo hacerme cristiano?"

Respuesta:
El primer paso para convertirse en un cristiano es comprender lo que significa el término “cristiano.” El término “cristiano” se originó en la ciudad de Antioquía en el primer siglo d.C. (ver Hechos 11:26). Es posible que al principio, el término “cristiano” tuviera la intención de usarse como insulto. Esencialmente la palabra significa “Cristo pequeño”. Sin embargo, a través de los siglos, los creyentes en Cristo han adoptado el término “cristiano” y lo usan para identificarse como seguidores de Jesucristo. Una simple definición de un cristiano es una persona que sigue a Jesucristo.

¿Por qué debería de hacerme cristiano?
Jesucristo declaró de Él mismo, “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:45). Surge entonces la pregunta - ¿por qué necesitamos ser rescatados? La idea de un rescate, es un pago que debe hacerse a cambio de la liberación de una persona. Este término es usado más frecuentemente en situaciones de secuestro, cuando alguien es secuestrado y mantenido prisionero hasta que un rescate es pagado para lograr su liberación.

¡Jesús pagó nuestro rescate para liberarnos de la esclavitud! ¿Esclavitud de qué? Esclavitud del pecado y sus consecuencias, la muerte física seguida por la separación eterna de Dios. ¿Por qué necesitó Jesús pagar este rescate? Porque todos estamos infectados por el pecado (Romanos 3:23), y por lo tanto somos merecedores del juicio de Dios (Romanos 6:23). ¿Cómo pagó Jesús nuestro rescate? Muriendo en la cruz para pagar el castigo por nuestros pecados (1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21). ¿Cómo pudo la muerte de Jesús ser el pago suficiente por todos nuestros pecados? Jesús era Dios en forma humana. Dios vino al mundo para convertirse en uno de nosotros, para poder identificarse con nosotros y morir por nuestros pecados (Juan 1:1,14). Como Dios, la muerte de Jesús fue de un valor infinito, el pago suficiente por los pecados del mundo entero (1 Juan 2:2). La resurrección de Jesús después de Su muerte, demostró que Su muerte fue un sacrificio suficiente, y que Él verdaderamente conquistó al pecado y la muerte.

¿Cómo puedo hacerme cristiano?
Esta es la mejor parte. Por Su amor a nosotros, Dios ha hecho infinitamente simple el convertirse en un cristiano. Todo lo que tienes que hacer es recibir a Jesús como tu Salvador, aceptando plenamente Su muerte como el sacrificio suficiente por tus pecados (Juan 3:16). El convertirse en cristiano no se trata de rituales, asistir a la iglesia, o hacer ciertas cosas y abstenerse de otras. En síntesis, convertirse en cristiano es tener una relación personal con Jesucristo. Una relación personal con Jesucristo, a través de la fe, es lo que convierte a una persona en cristiano.

¿Estás listo para convertirte en un cristiano?
Si estás listo para hacerte un cristiano por recibir a Jesucristo como tu Salvador, todo lo que tienes que hacer es creer. ¿Comprendes y crees que has pecado y mereces el juicio de Dios? ¿Comprendes y crees que Jesús tomó tu castigo sobre Él mismo, muriendo en tu lugar? ¿Comprendes y crees que la muerte de Jesús fue el sacrificio suficiente para pagar por tus pecados? Si has respondido sí a estas tres preguntas, entonces simplemente pon tu confianza en Jesús como tu Salvador. Recíbelo por fe, confiando totalmente en Él solamente. ¡Eso es todo lo que necesitas hacer para ser un cristiano!

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¿Cómo puedo ser un hijo de Dios?



Pregunta: "¿Cómo puedo ser un hijo de Dios?"

Respuesta:
“Mas a todos los que le recibieron (a Jesús), a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

“Debes nacer de nuevo”

Cuando Jesús fue visitado por el líder religioso Nicodemo, Él no le aseguró el cielo de inmediato. En vez de ello, Cristo dijo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” (Juan 3:3).

Cuando una persona nace físicamente, hereda la naturaleza de pecado como resultado de la desobediencia de Adán en el Jardín del Edén. Nadie tiene que enseñar a un niño a mentir. Él por naturaleza sigue sus propios deseos erróneos, que lo conducen a pecados tales como mentir, robar y odiar. En lugar de ser un hijo de Dios, él es un hijo de ira y desobediencia.

“Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:1-3).

Como hijos de ira, merecemos estar separados de Dios en el infierno. Afortunadamente, el pasaje continúa, “Pero Dios, que es rico en misericordia, por Su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).” (Efesios 2:4-5)

¿Cómo somos vivificados con Cristo / nacidos de nuevo / hechos hijos de Dios? ¡Debemos recibir a Jesús!

“Recibir a Jesús”

“Mas a todos los que le recibieron (a Jesús), a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12)

Este pasaje explica claramente cómo convertirnos en hijos de Dios. Debemos recibir a Jesús mediante la fe en Él. ¿Qué debemos creer acerca de Jesús?

Primero, debemos reconocer que Jesús es el eterno Hijo de Dios quien se hizo hombre. Nació de la virgen María, por el poder del Espíritu Santo. Jesús no heredó la naturaleza pecaminosa de Adán. Por esto, Él es llamado el segundo Adán (1 Corintios 15:22). Mientras que la desobediencia de Adán trajo la maldición del pecado sobre el mundo, la vida perfecta de Jesucristo puede cubrir nuestras vidas pecaminosas. Nuestra respuesta a esto debe ser de arrepentimiento (volvernos del pecado), confiando en que Su vida perfecta nos purifica.

Segundo, debemos tener fe en Jesús como nuestro Salvador. El plan de Dios era sacrificar a Su perfecto Hijo en la cruz, para pagar el castigo que merecemos por nuestros pecados: la muerte. La muerte de Cristo libra del castigo y del poder del pecado a aquellos que lo reciben.

Finalmente, debemos seguir a Jesús como nuestro Señor. Después de que Cristo resucitó victorioso sobre el pecado y la muerte, Dios le confirió toda autoridad (Efesios 1:20-23). Jesús guía a aquellos que lo reciben; pero Él juzgará a todos los que lo rechacen (Hechos 10:42).

Por la gracia que Dios nos da de arrepentirnos y tener fe en el Salvador y Señor, nacemos de nuevo a una vida nueva como hijos de Dios. Solo aquellos que reciben a Jesús – no los que apenas saben de Él, sino los que confían en Él para salvación, se someten a Él como su Amo y Señor, y lo aman como el supremo tesoro – son hechos hijos de Dios.

“Llegar a ser un hijo de Dios”

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)

Así como no tuvimos participación alguna en nuestro nacimiento natural, tampoco podemos lograr nuestro nacimiento dentro de la familia de Dios, por medio de buenas obras o invocando la fe surgida de nosotros. Como lo dicen los versos antes mencionados, Dios es el único que “tiene el derecho” de acuerdo a su misericordiosa voluntad. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.” (1 Juan 3:1). Por eso, el hijo de Dios no tiene nada de que enorgullecerse, sino solo gloriarse en el Señor (Efesios 2:8-9).

Un hijo crece para parecerse a sus padres. De manera similar, Dios quiere que Sus hijos se vuelvan más y más como Jesucristo. Aunque solo en el cielo podremos ser perfectos, un hijo de Dios no pecará habitualmente y sin arrepentirse. “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como Él es justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.” (1 Juan 3:7-10).

No nos equivoquemos; un hijo de Dios no puede ser “repudiado” por pecar. Pero alguien que “practica” el pecado (por ej. que consistentemente disfruta el pecar sin hacer caso de seguir a Cristo y Su Palabra), revela que nunca ha nacido de nuevo. Jesús dice de tal gente, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.” (Juan 8:44). Por otra parte, a los hijos de Dios ya no les atrae la gratificación del pecado; sino el deseo de conocer, amar, y glorificar a su Padre.

La recompensa de ser hechos hijos de Dios es inmensurable. Como hijos de Dios, formamos parte de Su familia (la iglesia), tenemos prometido un hogar en el cielo, y nos es dado el derecho de aproximarnos a Dios en oración como nuestro Padre (Efesios 2:19; 1 Pedro 1:3-6; Romanos 8:15).

Responde al llamado de Dios a arrepentirte del pecado y a creer en Cristo. ¡Conviértete en un hijo de Dios hoy mismo!

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¿Cuál es la oración para salvación?



Pregunta: "¿Cuál es la oración para salvación?"

Respuesta:
Mucha gente pregunta, “¿Hay una oración que pueda decir que me pueda dar la salvación?” Cuando consideramos esta pregunta, es importante recordar que la salvación no se recibe por recitar una oración o pronunciar ciertas palabras. En ninguna parte registra la Biblia a alguna persona recibiendo la salvación mediante una oración. El decir una oración no es la forma bíblica para la salvación.

El método bíblico para la salvación es creer en Jesucristo. Juan 3:16 nos dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” La salvación se obtiene por la fe (Efesios 2:8), por recibir a Jesús como Salvador (Juan 1:12), por confiar plenamente solo en Jesús (Juan 14:6; Hechos 4:12) – no por decir una oración.

El mensaje bíblico de la salvación es simple y claro y al mismo tiempo asombroso. Todos hemos cometido pecado contra Dios (Romanos 3:23). No hay nadie que haya vivido una vida entera sin pecar (Eclesiastés 7:20). A causa de nuestro pecado, todos merecemos el juicio de Dios (Romanos 6:23), y el juicio es la muerte física, seguido de la muerte espiritual. Por nuestro pecado y su merecido castigo, no hay nada que podamos hacer por nosotros mismos para justificarnos ante Dios. Como resultado de Su amor por nosotros, Dios tomó forma humana en la Persona de Jesucristo. Jesús vivió una vida perfecta, y siempre enseñó la verdad. Sin embargo, la humanidad rechazó a Jesús y le dio muerte crucificándolo. Sin embargo, a través de este hecho terrible, Jesús murió en nuestro lugar. Jesús llevó la carga y el juicio por el pecado sobre Él mismo, y murió por nosotros (2 Corintios 5:21). Pero después Jesús resucitó (1 Corintios capítulo 15), certificando que Su pago por el pecado fue suficiente, y que Él venció al pecado y la muerte. Como resultado del sacrificio de Jesús, Dios nos ofrece la salvación como un regalo. Dios nos llama a cambiar nuestra mentalidad acerca de Jesús (Hechos 17:30), y a recibirlo como el pago total por nuestros pecados (1 Juan 2:2). La salvación es obtenida por recibir el regalo que Dios nos ofrece, no por hacer una oración.

Ahora, eso no significa que no pueda incluirse una oración al recibir la salvación. Si comprendes el Evangelio, crees que es verdad, y has aceptado a Jesús como tu Salvador – es bueno y apropiado expresar esta fe en Dios en una oración. Comunicarnos con Dios a través de la oración puede ser una manera de progresar, de la aceptación de los hechos acerca de Jesús como verdad, a confiar plenamente en Jesús como Salvador. La oración puede estar relacionada con el hecho de poner tu fe en Jesús solamente para salvación.

Nuevamente, sin embargo, es de crucial importancia que no bases tu salvación en tener que decir una oración. ¡El recitar una oración no puede salvarte! Si quieres recibir la salvación que está disponible a través de Jesús, pon tu fe en Él. Confía plenamente en Su muerte como el sacrificio suficiente por tus pecados. Depende total y únicamente de Él como tu Salvador. Ese es el método bíblico para la salvación. Si ya has recibido a Jesús como tu Salvador, por supuesto que puedes ofrecer una oración a Dios. Dile a Dios lo agradecido que estás por Jesús. Ofrece alabanzas a Dios por Su amor y sacrificio. Agradece a Jesús por morir por tus pecados y proveer la salvación para ti. ¡Esa es la relación bíblica entre la salvación y la oración!

Responde al llamado de Dios a arrepentirte del pecado y a creer en Cristo. ¡Conviértete en un hijo de Dios hoy mismo!

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¿Cuál es la religión verdadera?



Pregunta: "¿Cuál es la religión verdadera?"

Respuesta:
La religión puede ser definida como “la creencia en Dios o dioses, que deben ser adorados, usualmente expresada mediante conductas y rituales” o “cualquier sistema específico de creencia, adoración, etc., que con frecuencia incluye un código de ética.” Más del 90% de la población mundial está adherida a alguna forma de religión. El problema es que hay demasiada diversidad de religiones. ¿Cuál es la religión correcta? ¿Cuál es la religión verdadera?

Los dos ingredientes más comunes en las religiones son, reglas y rituales. Algunas religiones son esencialmente solo una lista de reglas de hacer o no hacer, que una persona debe observar a fin de ser considerado como un fiel partidario de esa religión, y por lo tanto, justo ante el Dios de esa religión. Dos ejemplos de religiones basados en las reglas son el Islamismo y el Judaísmo. El Islam tiene sus cinco pilares que deben ser observados. El Judaísmo tiene cientos de mandamientos y tradiciones que deben ser observados. Ambas religiones, hasta cierto punto, sostienen que obedeciendo las reglas de la religión, una persona será considerada justa ante Dios. Otras religiones se enfocan más en la observancia de rituales, en lugar de la obediencia a una lista de reglas. Mediante la ofrenda de este sacrificio, desempeñando esta tarea, participando en este servicio, consumiendo esta comida, etc., una persona es hecha justa ante Dios. El ejemplo más prominente de una religión basada en rituales es el Catolicismo Romano. El Catolicismo Romano afirma que siendo bautizado con agua en la infancia, participando en la Misa, confesando los pecados al sacerdote, ofreciendo oraciones a los santos en el Cielo, siendo ungido por un sacerdote antes de la muerte, etc., etc., Dios aceptará a tal persona en el Cielo después de su muerte. El Budismo e Hinduismo también son religiones basadas principalmente en rituales, pero también pueden ser considerados en menor grado como basados en reglas.

La verdadera religión ni está basada en reglas ni en rituales. La verdadera religión es una relación con Dios. Dos cosas que todas las religiones sostienen son, que de alguna manera, la humanidad está separada de Dios y que necesita ser reconciliada con Él. Las religiones falsas buscan resolver este problema mediante la observancia de reglas y rituales. La verdadera religión resuelve el problema mediante el reconocimiento de que solo Dios puede restablecer esa separación, y que Él ya lo ha hecho. La verdadera religión reconoce lo siguiente:

• Todos hemos pecado y por tanto estamos separados de Dios (Romanos 3:23)

• Si esto no es rectificado, el justo castigo por el pecado es la muerte y la separación eterna de Dios después de la muerte (Romanos 6:23)

• Dios vino a nosotros en la Persona de Jesucristo quien murió en nuestro lugar, tomando el castigo que todos merecemos, y resucitando de entre los muertos para demostrar que Su muerte fue un sacrificio suficiente (Romanos 5:8; 1 Corintios 15:3-4; 2 Corintios 5:21).

• Si recibimos a Jesucristo como el Salvador, confiando en Su muerte como el pago completo por nuestros pecados, somos perdonados, salvados, redimidos, reconciliados, y justificados ante Dios (Juan 3:16; Romanos 10:9-10; Efesios 2:8-9).

La religión verdadera tiene reglas y rituales, pero hay una diferencia crucial. En la religión verdadera, las reglas y rituales son observadas por gratitud a la Salvación que Dios proveyó – NO en un esfuerzo por obtener esa salvación. La religión verdadera, la cual es el Cristianismo Bíblico, tiene reglas que hay que obedecer (no matarás, no cometerás adulterio, no mentirás, etc.) y rituales que observar (el bautismo en agua por inmersión y la Cena / Comunión del Señor). La observancia de estas reglas y rituales no es lo que nos hace una persona justa ante Dios. Más bien, estas reglas y rituales son el RESULTADO de nuestra relación con Dios, por gracia a través de la fe en Jesucristo solamente como el Salvador. La religión falsa es hacer cosas (reglas y rituales) para tratar de ganar el favor de Dios. La religión verdadera es recibir a Jesucristo como Salvador y por ese medio obtener una correcta relación con Dios – y entonces hacer las demás cosas (reglas y rituales) por el amor a Dios y el deseo de acercarnos más a Él.

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Yo soy un católico, ¿por qué debo considerar el convertirme en cristiano?



Pregunta: "Yo soy un católico, ¿por qué debo considerar el convertirme en cristiano?"

Respuesta:
Primero, por favor comprende que no intentamos ofenderte en la redacción de esta pregunta. Verdaderamente recibimos preguntas de católicos, tales como; “¿Cuál es la diferencia entre católicos y cristianos?” En conversaciones cara a cara con católicos, literalmente hemos escuchado, “Yo no soy cristiano, soy católico” Para muchos católicos, el término “cristiano” y “protestante” son sinónimos. Con todo lo expuesto, el intento de este artículo es que los católicos estudien lo que dice la Biblia acerca de ser un cristiano, y quizás consideren que la fe católica no es la mejor representación de lo que describe la Biblia. Como un antecedente, favor de leer nuestro artículo de “ ¿Qué es un cristiano?”

La diferencia clave entre católicos y cristianos es la visión que se tiene de la Biblia. Los católicos ven la autoridad de la Biblia al mismo nivel de la autoridad de la Iglesia y la tradición. Los cristianos ven la Biblia como la suprema autoridad para la fe y la práctica. La pregunta es, ¿cómo se presenta la Biblia a sí misma? 2 Timoteo 3:16-17 nos dice, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” La Escritura, por sí misma, es suficiente para que el cristiano sea enteramente preparado para toda buena obra. Este texto nos dice que la Escritura no es “solo el principio”, o “solo las bases”, o el “cimiento para una más completa tradición eclesiástica.” Por el contrario, la Escritura es perfecta y totalmente suficiente para todo en la vida cristiana. La Escritura puede enseñarnos, reprendernos, corregirnos, entrenarnos, y equiparnos. Los cristianos bíblicos no niegan el valor de las tradiciones de la iglesia. Más bien, los cristianos sostienen que para que una tradición de la iglesia sea válida, debe estar basada en una clara enseñanza de la Escritura, así como estar en concordancia con la misma. Amigo católico, estudia la Palabra de Dios por ti mismo. En la Palabra de Dios encontrarás la descripción y la intención de Dios para Su iglesia. 2 Timoteo 2:15 dice, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”

Una segunda diferencia clave entre católicos y “cristianos bíblicos” es el entendimiento de la manera en que podemos aproximarnos a Dios. Los católicos tienden a aproximarse a Dios a través de intermediarios, tales como María o los santos. Los cristianos se aproximan a Dios directamente, ofreciendo oraciones a nadie más que a Dios mismo. La Biblia proclama que nosotros podemos aproximarnos al trono de Gracia de Dios confiadamente (Hebreos 4:16). La Biblia es perfectamente clara en que Dios desea que le oremos a Él, que tengamos comunicación con Él, que le pidamos a Él las cosas que necesitamos (Filipenses 4:6; Mateo 7:7-8; 1 Juan 5:14-15). No hay necesidad de mediadores o intermediarios, porque Cristo es nuestro único y solo mediador (1 Timoteo 2:5), y tanto Cristo como el Espíritu Santo, están ya intercediendo a nuestro favor (Romanos 8:26-27; Hebreos 7:25). Amigo católico, Dios te ama íntimamente y ha provisto una puerta abierta para una comunicación directa a través de Jesucristo.

La diferencia más crucial entre católicos y “cristianos bíblicos” está en el tema de la salvación. Los católicos ven la salvación casi enteramente como un proceso, mientras que los cristianos ven la salvación de dos formas; como un estado y un proceso. Los católicos se ven a sí mismos como “siendo salvados”, mientras que los cristianos se ven a sí mismos como “habiendo sido salvados”. 1 Corintios 1:2 nos dice, “... a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos...” Las palabras “santificados” y “santos” vienen de la misma raíz griega. Este verso establece ambas cosas, que los cristianos son santificados y llamados a ser santos. La Biblia presenta la salvación como un regalo que es recibido al momento en que una persona pone su fe en Jesucristo como su Salvador (Juan 3:16). Cuando una persona recibe a Cristo como Salvador, él / ella es justificada, (declarada justa – (Romanos 5:9), redimida (rescatada de la esclavitud del pecado – 1 Pedro 1:18), reconciliada, (logrando la paz con Dios – Romanos 5:1), santificada (puesta aparte para los propósitos de Dios – 1 Corintios 6:11), y renacida como una nueva creación (1 Pedro 1:23; 2 Corintios 5:17). Cada una de estas características son hechos consumados que son recibidos al momento de la salvación. Los cristianos son entonces llamados a vivir y practicar (llamados a ser santos), lo que ya es una realidad, posicionalmente (santificados).

El punto de vista católico es que la salvación se recibe por fe, pero entonces ésta debe ser “mantenida” por buenas obras y participación en los Sacramentos. Los cristianos bíblicos no niegan la importancia de las buenas obras o que Cristo nos llama a observar las ordenanzas en memoria de Él y en obediencia a Él. La diferencia es que el punto de vista cristiano es que estas cosas son el resultado de la salvación, y no un requerimiento para la salvación, o un medio para mantener la salvación. La salvación es una obra completa, comprada por el sacrificio expiatorio de Jesucristo (1 Juan 2:2). Como resultado, todos nuestros pecados son perdonados y se nos promete la vida eterna en el cielo, al momento en que recibimos el regalo que Dios nos ofrece – la salvación a través de Jesucristo (Juan 3:16).

Amigo católico, ¿deseas esta “salvación tan grande” (Hebreos 2:6)? Si es así, todo lo que debes hacer es recibirla (Juan 1:12), a través de la fe (Romanos 5:1). Dios nos ama y nos ofrece la salvación como un regalo (Juan 3:16). Si recibimos Su gracia, por fe, tenemos la salvación como nuestra eterna posesión (Efesios 2:8-9). Una vez salvados, nada podrá separarnos de Su amor (Romanos 8:38-39). Nada puede arrebatarnos de Su mano (Juan 10:28-29). Si deseas esta salvación, si deseas obtener el perdón de todos tus pecados, si deseas tener la seguridad de tu salvación, si deseas tener acceso directo al Dios que te ama – recíbela y es tuya. Esta es la salvación por la que Jesús murió para concedérnosla y la que Dios ofrece como un regalo.

Si has recibido a Jesucristo como tu Salvador por fe, a causa de lo que has leído aquí hoy, por favor háznoslo saber dando un clic en el botón de abajo donde dice “Yo he aceptado hoy a Jesucristo”. ¡Bienvenido a la familia de Dios! ¡Bienvenido amigo católico, a la vida cristiana!

¿Por qué yo no debería cometer suicidio?



Pregunta: "¿Por qué yo no debería cometer suicidio?"

Respuesta:
Mi corazón acompaña a aquellos que tienen pensamientos de terminar con sus propias vidas a través del suicidio. Si al momento ese es usted, debe experimentar muchas emociones tales como, sentimientos de desesperanza y desesperación. Usted puede sentirse como que está en el foso más profundo, y duda que haya un rayo de esperanza, de que eso puede mejorar. A nadie parece, o importarle, o entender de dónde viene usted. Simplemente, la vida no vale vivirla… ¿o sí?

Emociones debilitantes son experimentadas por muchos, en uno u otro tiempo. Cuando estaba en un hoyo emocional, a mi mente venían preguntas como, “¿Podría alguna vez ser la voluntad del Dios quien me creó?” “¿Es Dios demasiado pequeño para ayudarme?” “¿Son mis problemas demasiado grandes para El?”

Me complace decirle, que si usted se toma unos pocos minutos y considera permitir que Dios verdaderamente sea Dios en su vida ahora mismo, El va a probar justamente, ¡cuán grande es El en realidad! “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37). Tal vez cicatrices de las heridas del pasado, han resultado en un abrumador sentido de rechazo o abandono. Eso puede conducir a pensamientos o caminos de autocompasión, enojo, amargura, deseos de venganza, temores enfermizos, etc., eso ha causado problemas en algunas de sus relaciones más importantes. Sin embargo, el suicidio serviría solamente para traer devastación a los seres queridos a quienes nunca intentó herir; cicatrices emocionales con las que van a tener que tratar el resto de sus vidas.

¿Por qué no debería cometer suicidio? Amigo, no importa cuán malas estén las cosas en su vida, hay un Dios de amor que le está esperando, para que le permita guiarle a través de su túnel de la desesperación, y conducirlo hacia Su luz maravillosa. Él es su esperanza segura. Su nombre es Jesús.

Este Jesús, el inmaculado Hijo de Dios, se identifica con usted en su tiempo de rechazo y humillación. El profeta Isaías, escribió de Él, “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió él nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga (azote) fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:2-6).

¡Amigo, Jesucristo soportó todo esto, a fin de que todos sus pecados pudieran ser perdonados! Sepa que cualquier peso de culpa que cargue con usted, El va a perdonarlo, si humildemente se arrepiente (vuélvase de sus pecados a Dios). “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás (Salmos 50:15). Nada que alguna vez haya hecho, es demasiado malo como para que Jesús lo perdone. Algunos de sus siervos escogidos en la Biblia cometieron pecados flagrantes, como asesinato (Moisés), adulterio (Rey David), y abuso físico y emocional (Apóstol Pablo). No obstante, encontraron perdón y una nueva vida abundante en el Señor. “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (Salmos 51:2). “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2ª Corintios 5:17).

¿Por qué no debería suicidarse? Amigo, Dios está dispuesto a reparar lo que se ha “roto”… concretamente, la vida que tiene ahora, que quiere terminarla con el suicidio. El profeta Isaías escribió: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos… se les de gloria (la corona de la belleza) en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:1-3).

Venga a Jesús, y permítale restaurar su gozo y comodidad, mientras confía en Él para comenzar una nueva obra en su vida. “Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente” “Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51:12, 15-17).

¿Aceptaría al Señor como su Salvador y Pastor? El va a guiar sus pensamientos y pasos, un día a la vez, a través de Su Palabra, la Biblia. “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmos 32:8). “Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro” (Isaías 33:6). En Cristo todavía va a tener luchas, pero ahora va a tener ESPERANZA. El es un “amigo más unido que un hermano” (Proverbios 18:24). Que la gracia del Señor Jesús esté con usted en su hora de decisión.

Si usted decide confiar en Jesucristo como su Salvador, diga a Dios en su corazón estas palabras. “Dios, te necesito en mi vida. Por favor perdóname por todo lo que he hecho. Pongo mi fe en Jesucristo, y creo que El es mi Salvador. Por favor límpiame, sáname, y restaura mi gozo en la vida. Gracias por Tu amor hacia mí y por la muerte de Jesús en mi lugar.”

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¿Cómo no me voy al infierno?



Pregunta: "¿Cómo no me voy al infierno?"

Respuesta:
No ir al infierno es más fácil que tú piensas. Algunas personas creen que tienen que obedecer los Diez Mandamientos durante toda su vida para no ir al infierno. Algunas personas creen que deben observar ciertos ritos y rituales para no ir al infierno. Algunas personas creen que no hay manera de que podamos saber con seguridad si o no vamos a ir al infierno. Ninguno de estos puntos de vista es correcto. La Biblia es muy clara sobre cómo una persona puede evitar ir al infierno después de la muerte.

La Biblia describe el infierno como un lugar aterrador y horrible. El infierno se describe como "fuego eterno" (Mateo 25:41), "fuego que nunca se apagará" (Mateo 3:12), "vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:2), un lugar donde "el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:44-49), y "eterna perdición" (2 Tesalonicenses 1:9). Apocalipsis 20:10 describe el infierno como un "lago de fuego y azufre", donde los malos son "atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 20:10). Obviamente, el infierno es un lugar que debemos evitar.

¿Por qué siquiera existe el infierno y por qué Dios envía gente allí? La Biblia nos dice que Dios "preparó" el infierno para el diablo y los ángeles caídos después de su rebelión contra Él (Mateo 25:41). Los que rechazan la oferta de perdón de Dios sufrirán el mismo destino eterno del diablo y los ángeles caídos. ¿Por qué es necesario el infierno? Todo pecado es en última instancia, en contra de Dios (Salmo 51:4), y puesto que Dios es un ser infinito y eterno, sólo un castigo infinito y eterno es suficiente. El infierno es el lugar donde las exigencias de la justicia santa y justa de Dios se llevan a cabo. El infierno es donde Dios condena el pecado y todos aquellos que lo rechazan a Él. La Biblia deja en claro que todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20, Romanos 3:10-23), así que, como consecuencia, todos merecemos ir al infierno.

Entonces, ¿cómo no vamos a ir al infierno? Dado que sólo un castigo infinito y eterno es suficiente, un precio infinito y eterno debe ser pagado. Dios llegó a ser un ser humano en la persona de Jesucristo. En Jesucristo, Dios vivió entre nosotros, nos enseñó, y nos sanó, pero estas cosas no eran Su misión final. Dios se hizo hombre (Juan 1:1,14) para que pudiera morir por nosotros. Jesús, Dios en forma humana, murió en la cruz. Como Dios, Su muerte fue infinito y eterno en valor, pagando el precio completo por el pecado (1 Juan 2:2). Dios nos invita a recibir a Jesucristo como Salvador, aceptando su muerte como el pago completo y justo por nuestros pecados. Dios promete que todo el que cree en Jesús (Juan 3:16), confiando en Él solamente como el Salvador (Juan 14:6), será salvo, es decir, no ir al infierno.

Dios no quiere que nadie vaya al infierno (2 Pedro 3:9). Por eso Dios hizo el sacrificio supremo, perfecto, y suficiente en nuestro lugar. Si no quieres ir al infierno, recibe a Jesús como tu Salvador. Es tan simple como eso. Dile a Dios que reconoces que eres pecador y que mereces ir al infierno. Declara a Dios que estás confiando en Jesucristo como tu Salvador. Agradece a Dios por proveer para tu salvación y la liberación del infierno. ¡La simple fe, confiando en Jesucristo como el Salvador, es cómo se puede evitar ir al infierno!

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Ir al Cielo - ¿Cómo puedo garantizar mi destino eterno?



Pregunta: "Ir al Cielo - ¿Cómo puedo garantizar mi destino eterno?"

Respuesta:
Acéptalo. El día en que cada uno de nosotros pasará a la eternidad puede llegar más pronto de lo que pensamos. En preparación para ese momento, necesitamos saber esta verdad - no todos van al cielo. ¿Cómo podemos saber con seguridad que somos uno de los que pasarán la eternidad en el cielo? Hace unos 2.000 años, los apóstoles Pedro y Juan estuvieron predicando el evangelio de Jesucristo a una gran multitud en Jerusalén. Fue entonces que Pedro hizo una declaración profunda que resuena aún en nuestro mundo post-moderno: "En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).

Tal como lo era en aquel entonces, hoy en día en un ambiente que dice que “todos los caminos conducen al cielo", esto no se trata de un mensaje políticamente correcto. Hay muchos que piensan que pueden tener el cielo sin tener a Jesús. Quieren las buenas promesas de la gloria, pero no quieren tener en cuenta la cruz, y mucho menos a Aquel que murió allí colgado por los pecados de todos los que creerían en él. Muchos no quieren aceptar a Jesús como el único camino y están decididos encontrar otro camino. Pero Jesús mismo nos advierte que no existe otro camino y las consecuencias de no aceptar esta verdad, son una eternidad en el infierno. Él nos ha dicho claramente que "El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3:36).

Algunos dirán que Dios es extremadamente estrecho de miras al proveer un solo camino al cielo. Pero, francamente, en vista del rechazo rebelde de Dios por parte de la humanidad, Su provisión de cualquier camino al cielo es extremadamente amplia y generosa. Lo que merecemos es el juicio, y en su lugar, Dios nos da la manera de escapar al enviar a su Hijo unigénito para morir por nuestros pecados. Si alguien considera que esto es estrecho o amplio, es la verdad, y los cristianos necesitan mantener el mensaje claro e incorrupto que el único camino al cielo es a través de Jesucristo.

Muchas personas han creído un evangelio diluido que acaba con el mensaje del arrepentimiento de sus pecados. Ellos quieren creer en un Dios amoroso, que no juzga a nadie, que no requiere el arrepentimiento y ningún cambio en su estilo de vida. Pueden decir cosas como: "Creo en Jesucristo, pero mi Dios no es crítico. Mi Dios nunca enviaría a una persona al infierno." Pero no podemos tener ambas cosas. Si profesamos ser cristianos, debemos reconocer a Cristo por la persona que Él se dijo ser - el único camino al cielo. Negar eso es negar a Jesús Mismo, porque fue Él quien declaró: "Yo soy el camino, y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6).

La pregunta sigue siendo: ¿quién entrará en el reino de Dios? ¿Cómo puedo garantizar mi destino eterno? La respuesta a estas preguntas se ve claramente en la distinción establecida entre los que tengan vida eterna y los que no la tengan. "El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Juan 5:12). Aquellos que creen en Cristo, que han aceptado su sacrificio como pago por sus pecados, y que le siguen en obediencia, pasarán la eternidad en el cielo. Los que lo rechazan no lo harán. "El que en él cree no es condenado, pero el que no cree ya ha sido condenado porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios " (Juan 3:18).

Tan impresionante como será el cielo para los que eligen a Jesucristo como Salvador, el infierno será mucho más terrible para los que lo rechazan. Nuestro mensaje a los perdidos sería entregado con más urgencia si entendiéramos lo que la santidad y la justicia de Dios harán a aquellos que han rechazado la amplia provisión del perdón en su Hijo, Jesucristo. Uno no puede leer la Biblia en serio, sin verla una y otra vez - la línea se traza. La Biblia es muy clara que hay un solo camino al cielo - a través de Jesucristo. Él nos ha dado esta advertencia: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan"(Mateo 7:13-14).

Hay un solo camino al cielo y los que siguen este camino son garantizados llegar allí. Pero no todos están siguiendo ese camino. ¿Y tú?

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¿Qué significa que Jesús salva?



Pregunta: "¿Qué significa que Jesús salva?"

Respuesta:
“Jesús salva” es un popular slogan escrito en calcomanías, carteles en eventos de atletismo, y aún en banderolas que son tiradas a través del cielo por pequeños aeroplanos. Tristemente, pocos de los que ven la frase “Jesús salva” comprenden verdadera y totalmente lo que significa. Hay una tremenda cantidad de poder y verdad contenida en esas dos palabras.

Jesús salva, pero ¿quién es Jesús?
La mayoría de la gente sabe que Jesús fue un hombre que vivió en Israel aproximadamente hace 2000 años. Virtualmente cada una de las religiones en el mundo ve a Jesús como un buen maestro y/o profeta. Y mientras esas cosas son totalmente ciertas de Jesús, ellas no captan lo que Jesús es realmente, ni explican cómo o por qué Jesús salva. Jesús es Dios en forma humana (Juan 1:1, 14). Jesús siendo Dios, vino al mundo como un ser humano real (1 Juan 4:2). Dios tomó la forma de un ser humano en la persona de Jesús a fin de salvarnos. Esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué necesitamos ser salvados?

Jesús salva, pero ¿por qué necesitamos ser salvados?
La Biblia declara que cada ser humano que ha vivido, ha pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23). Pecar, es hacer algo que en pensamiento, palabra u obra, contradice el perfecto y santo carácter de Dios. Por nuestro pecado, todos merecemos el juicio de Dios (Juan 3:18, 36). Dios es perfectamente justo, así que Él no puede permitir que el pecado y la maldad queden impunes. Puesto que Dios es eterno e infinito, y puesto que todo pecado es a última instancia contra Dios (Salmo 51:4), solo un castigo eterno e infinito es aplicable. La muerte eterna es el único castigo justo por el pecado. Es por esta razón que necesitamos ser salvados.

Jesús salva, pero ¿cómo salva?
Porque hemos pecado contra un Dios infinito, hay sólo dos opciones: (1) una persona finita (nosotros) debe pagar por nuestros pecados por una cantidad de tiempo infinita; o. (2) una Persona infinita (Jesús) debe pagar por nuestros pecados una sola vez. No hay otra opción. Jesús nos salva muriendo en nuestro lugar. En la persona de Jesucristo, Dios se sacrificó Él mismo por nosotros, pagando el castigo eterno e infinito que solo Él podía pagar (2 Corintios 5:21; 1 Juan 2:2). Jesús tomó el castigo que nosotros merecemos, a fin de salvarnos de un horrible destino eterno, la justa consecuencia por nuestro pecado. Por Su gran amor por nosotros, Jesús puso Su vida (Juan 15:13), pagando el castigo que nosotros merecíamos, pero no podíamos pagar. Jesús fue entonces resucitado, demostrando que Su muerte realmente fue suficiente para pagar el castigo por nuestros pecados (1 Corintios 15).

Jesús salva, pero ¿a quién salva Él?
Jesús salva a todos los que reciben Su regalo de salvación. Jesús salva a todos aquellos que confían total y únicamente en Su sacrifico como el pago por el pecado (Juan 3:16; Hechos 16:31). Mientras que el sacrificio de Jesús fue perfectamente suficiente para pagar por los pecados de toda la humanidad, Jesús sólo salva a aquellos que personalmente reciben Su regalo más preciado (Juan 1:12).

Si entiendes ahora lo que significa que Jesús salva, y quieres confiar en Él como tu Salvador personal, asegúrate de entender y creer lo siguiente, y como un acto de fe, comunica a Dios lo siguiente. “Dios, sé que soy pecador, y sé que por mi pecado, merezco estar eternamente separado de ti. Gracias por amarme y proveer el sacrificio por mis pecados a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, aunque no lo merezco. Yo creo que Jesús murió por mis pecados, y confío en Él solamente para salvarme. De ahora en adelante, ayúdame a vivir mi vida para ti, en vez de para el pecado. Ayúdame a vivir el resto de mi vida en gratitud por la maravillosa salvación que tú has provisto. ¡Gracias Jesús, por salvarme! En Tu Nombre, Amen.

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¿Cómo puedo ser salvo?



Pregunta: "¿Cómo puedo ser salvo?"

Respuesta:
Esta pregunta sencilla, pero profunda, es la pregunta más importante que se puede hacer.”¿Cómo puedo ser salvo?” trata dónde pasaremos la eternidad después de terminar nuestras vidas en este mundo. No hay ninguna cuestión más importante que nuestro destino eterno. Afortunadamente, la Biblia es muy clara sobre cómo una persona puede ser salvo. El carcelero de Filipos les preguntó a Pablo y Silas, "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?" (Hechos 16:30). Pablo y Silas respondieron, "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.” (Hechos 16:31)

¿Cómo puedo ser salvo? ¿Por qué tengo que ser salvo?
Somos todos infectados por el pecado (Romanos 3:23). Nacemos con el pecado (Salmo 51:5), y personalmente escogemos pecar (Eclesiastés 7:20; 1 Juan 1:8). El pecado es lo que nos hace ser “no salvos”. El pecado es lo que nos separa de Dios. El pecado es lo que nos tiene en el camino a la destrucción eterna.

¿Cómo puedo ser salvo? ¿Salvo de qué?
A causa de nuestro pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23). Mientras la consecuencia física del pecado es la muerte física, esta no es la única clase de muerte que resulta del pecado. Todo pecado es por último contra un Dios eterno e infinito (Salmo 51:4). A causa de esto, la pena justa por nuestro pecado también es eterna e infinita. Lo de qué tenemos que ser salvos es la destrucción eterna (Mateo 25:46; Apocalipsis 20:15).

¿Cómo puedo ser salvo? ¿Cómo proveyó Dios la salvación?
Como la pena justa por el pecado es infinita y eterna, sólo Dios podría pagar la pena, porque sólo Él es infinito y eterno. Pero Dios, en Su naturaleza divina, no podía morir. Entonces Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo. Dios tomó sobre Sí la carne humana, vivió entre nosotros, y nos enseñó. Cuando la gente los rechazó a Él y Su mensaje, y procuró matarlo, Él de buena voluntad se sacrificó para nosotros, permitiéndose ser crucificado (Juan 10:15). Como Jesucristo era humano, Él podía morir; y porque Jesucristo era Dios, Su muerte tenía un valor eterno e infinito. La muerte de Jesús en la cruz era el pago perfecto y completo por nuestro pecado (1 Juan 2:2). Él tomó las consecuencias que merecimos nosotros. La resurrección de Jesús de entre los muertos demostró que Su muerte en efecto era el sacrificio absolutamente suficiente por el pecado.

¿Cómo puedo ser salvo? ¿Qué debo hacer?
"Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo" (Hechos 16:31). Dios ya ha hecho todo el trabajo. Todo lo que debes hacer es recibir por fe la salvación que Dios te ofrece (Efesios 2:8-9). Confía plenamente solo en Jesús como el pago por tus pecados. Cree en Él, y no perecerás (Juan 3:16). Dios te está ofreciendo la salvación como regalo. Todo lo que tienes que hacer es aceptarla. Jesús es el único camino de la salvación (Juan 14:6).

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Acabo de poner mi fe en Jesús... ¿y ahora qué?



Pregunta: "Acabo de poner mi fe en Jesús... ¿y ahora qué?"

Respuesta:
¡Felicitaciones! ¡Ha hecho una decisión de cambio de vida! Cuando tenga preguntas en su trayecto, podemos ofrecerle las siguientes herramientas para seguir adelante:

Si tiene preguntas adicionales, favor de visitar: http://www.gotquestions.org/Espanol
Si quiere tomar un curso bíblico en linea, favor de visitar: http://www.estudiar.obrerofiel.com
Si quiere recibir nuestro e-revista por email, favor de visitar: http://www.revista.obrerofiel.com
Si quiere encontrar una iglesia en su zona, favor de visitar: http://www.iglesias.obrerofiel.com
Si quiere bajar recursos cristianas gratuitamente, favor de visitar: http://www.obrerofiel.com

1. Asegúrese de entender la salvación.

1 Juan 5:13 nos dice, “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna”. Dios quiere que entendamos la salvación. Dios quiere que tengamos la confianza de saber con seguridad que somos salvos. Vayamos brevemente a los puntos clave de la salvación:

(a) Todos hemos pecado. Todos hemos hecho cosas que desagradan a Dios (Romanos 3:23).

(b) Merecemos ser castigados con la separación eterna de Dios, a causa de nuestro pecado (Romanos 6:23).

(c) Jesús murió en la cruz para pagar la penalidad por nuestros pecados (Romanos 5:8; 2 Corintios 5:21).

(d) Dios otorga perdón y salvación a todos aquellos que ponen su fe en Jesús – confiando en Su muerte, como pago por nuestros pecados (Juan 3:16; Romanos 5:1; Romanos 8:1).

¡Ese es el mensaje de salvación! Si ha puesto su fe en Jesucristo como su Salvador, ¡usted es salvo! Todos sus pecados son perdonados, y Dios promete nunca dejarlo o desampararlo (Romanos 8:38-39; Mateo 28:20). Recuerde, su salvación está segura en Jesucristo (Juan 10:28-29). ¡Si usted confía solo en Jesús como su Salvador, puede tener la confianza de que va a pasar la eternidad con Dios en el cielo!

2. Encuentre una buena iglesia que enseñe la Biblia.

No piense en la iglesia como un edificio. La iglesia es la gente. Es muy importante que los creyentes en Jesucristo tengan compañerismo unos con otros. Ese es uno de los propósitos principales de la iglesia. Ahora que usted ha puesto su fe en Jesucristo, le animamos firmemente a encontrar por su sector, una iglesia creyente en la Biblia. Hable con el pastor. Hágale saber acerca de su nueva fe en Jesucristo.

Un segundo propósito de la iglesia, es enseñar la Biblia. Usted puede aprender cómo aplicar las enseñanzas de Dios en su vida. Entender la Biblia es la clave para vivir una vida Cristiana exitosa y poderosa. 2 Timoteo 3:16-17 dice, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Un tercer propósito de la iglesia es la adoración. ¡La adoración es dar gracias a Dios por todo lo que Él ha hecho! Dios nos ha salvado. Dios nos ama. Dios es nuestro proveedor. Dios nos guía y nos dirige. ¿Cómo no agradecerle? Dios es santo, justo, cariñoso, misericordioso, y lleno de gracia. Apocalipsis 4:11 declara, “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.

3. Aparte cada día un tiempo para enfocarse en Dios.

Es muy importante para nosotros cada día, pasar tiempo enfocándonos en Dios. Algunas personas denominan a este, un “tiempo a solas.” Otros lo llaman “tiempo de devoción,” porque este es un tiempo cuando nos dedicamos a Dios. Algunos prefieren apartar tiempo en las mañanas, mientras otros prefieren el atardecer. No importa cómo denomine a este tiempo o cuándo lo haga. Lo que importa es que usted pase regularmente tiempo con Dios. ¿Qué eventos preparan nuestro tiempo con Dios?

(a) Oración.- La oración sencillamente es hablar con Dios. Hablar con Dios acerca de sus preocupaciones y problemas. Pedir a Dios que le de sabiduría y guía. Pedir a Dios que provea sus necesidades. Decirle a Dios cuánto lo ama y cuánto aprecia todo lo que hace por usted. De eso se trata la oración.

(b) Lectura bíblica.- Además de recibir enseñanza Bíblica en la iglesia, en la Escuela Dominical, y/o en los estudios bíblicos – es necesario que lea la Biblia por usted mismo. La Biblia contiene todo lo que usted necesita conocer a fin de vivir una vida Cristiana exitosa. La Biblia contiene la guía de Dios para tomar decisiones sabias, cómo conocer la voluntad de Dios, cómo ministrar a otros, y cómo crecer espiritualmente. La Biblia esencialmente es el manual de enseñanza de Dios para saber cómo vivir nuestra vida de una manera para agradarle al Señor y sentirnos satisfechos.

4. Desarrollar relaciones con gente que puede ayudarnos espiritualmente.

1 Corintios 15:33 nos dice, “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” La Biblia está llena de advertencias acerca de la influencia que la gente “mala” puede tener sobre nosotros. Pasar tiempo con aquellos que se ocupan de actividades pecaminosas, va a causar que seamos tentados por aquellas actividades. El carácter de aquellos que nos rodean va a “pegarse” en nosotros. Por esa razón es tan importante rodearnos de otra gente que ama al Señor y está comprometida con El.

Trate de encontrar un amigo o dos, tal vez de su iglesia, alguien quien pueda ayudarlo y animarlo (Hebreos 3:13; 10:24). Pida a sus amigos que lo mantengan responsable con respecto a su tiempo a solas, sus actividades, y su caminar con Dios. Pregúnteles si usted puede hacer lo mismo por ellos. Esto no significa que tiene que abandonar a todos sus amigos que no conocen al Señor Jesús como su Salvador. Siga siendo su amigo y ámelos. Simplemente permítales conocer que Jesús ha cambiado su vida, y que no puede hacer todas las mismas cosas que solía hacer. Pídale a Dios que le de oportunidades para compartir de Jesús con sus amigos.

5. Bautizarse.

Mucha gente malentiende el bautismo. La palabra “bautizar” significa sumergir en agua. El bautismo es la manera bíblica de proclamar públicamente su nueva fe en Cristo y su compromiso de seguirle. La acción de ser sumergido en agua ilustra el ser enterrado con Cristo. La acción de salir del agua ilustra la resurrección de Cristo. Bautizarse es identificarse con la muerte, entierro y resurrección de Jesús (Romanos 6:3-4).

El bautismo no es lo que le salva. El bautismo no le quita sus pecados. El bautismo simplemente es un paso de obediencia, una proclamación pública de su fe solo en Cristo para salvación. El bautismo es importante porque es un paso de obediencia – declarar públicamente la fe en Cristo y su compromiso con El. Si usted está listo para ser bautizado, debe hablar con un pastor.