¿Cuál es el significado de la vida?

Pregunta: "¿Cuál es el significado de la vida?" Respuesta:

¿Cuál es el significado de la vida? ¿Cómo puedo encontrar propósito, realización y satisfacción en la vida? ¿Tendré el potencial para lograr algo de importancia duradera? Mucha gente nunca se ha detenido a considerar cuál es el significado de la vida. Años más tarde, miran hacia atrás y se preguntan por qué sus relaciones se han desmoronado y por qué se sienten tan vacíos, aún cuando pudieron haber conseguido lo que emprendieron. A un jugador de béisbol que figuraba en el paseo de la fama del béisbol se le preguntó, qué le hubiera gustado que le dijeran al principio, cuando empezó a jugar el béisbol. El respondió, “Deseo que alguien me hubiera dicho que cuando alcanzara la cumbre, no encontraría nada ahí”. Muchas metas revelan su vacío solamente después de que se han desperdiciado años en su búsqueda.

En nuestra sociedad humanística, la gente persigue muchos propósitos, pensando que en ellos van a encontrar significado. Algunas de estas búsquedas incluyen: éxito en los negocios, riquezas, buenas relaciones, sexo, entretenimiento, hacer el bien a otros, etc. La gente ha testificado que mientras alcanzan sus metas de riquezas, relaciones y placer, todavía hay un profundo vacío interior – un sentimiento de un vacío que nada lo parece llenar.

El autor del libro bíblico de Eclesiastés expone este sentimiento cuando dice, “¡Vanidad de vanidades! ¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!”. Este autor tenía riquezas más allá de la medida, sabiduría más que cualquier hombre de su tiempo o del nuestro, mujeres por cientos, palacios y jardines que eran la envidia de los reinos, la mejor comida y el mejor vino, y poseía cada forma de entretenimiento disponible. Hasta cierto punto, dijo que cualquier cosa que deseaba su corazón, él la buscaba. Y todavía, resumía diciendo, “la vida debajo del sol ¡es vanidad!” (La vida es vivida como que está fuera de todo lo que podemos ver con nuestros ojos y experimentar con nuestros sentidos) ¿Por qué hay tal vacío? Porque Dios nos creó para algo más allá de lo que podemos experimentar en el aquí-y-ahora. Salomón dijo de Dios, “El también ha puesto la eternidad en los corazones de los hombres…”. Estamos conscientes de que, en nuestros corazones, este “aquí-y-ahora” no es todo lo que hay.

En Génesis, el primer libro de la Biblia, encontramos que Dios creó a la humanidad a Su imagen (Génesis 1:26). Esto significa que somos más como Dios que como cualquier otro (que cualquier otra forma de vida). También encontramos que antes de que la humanidad cayera en pecado y la maldición cayera sobre la tierra, las siguientes cosas fueron verdad: (1) Dios hizo al hombre una criatura social (Génesis 2:18-25); (2) Dios dio al hombre trabajo (Génesis 2:15); (3) Dios tuvo compañerismo con el hombre (Génesis 3:8): y (4) Dios dio al hombre dominio sobre la tierra (Génesis 1:26). ¿Cuál es la importancia de estos puntos? Yo creo que por cada uno de estos, Dios intentó añadir a nuestro cumplimiento satisfacción en la vida, pero todo esto (especialmente el compañerismo del hombre con Dios) fue perjudicado por la caída del hombre en pecado y la maldición resultante sobre la tierra (Génesis 3).

En Apocalipsis, el último libro de la Biblia, al final de muchos otros eventos del fin de los tiempos, Dios revela que va a destruir esta tierra y cielo presentes como los conocemos, y conducirnos al estado eterno, al crear un nuevo cielo y una nueva tierra. En ese tiempo, El va a restaurar por completo el compañerismo con la humanidad redimida. Algunos van a ser juzgados indignos y arrojados en el Lago de Fuego (Apocalipsis 20:11-15). Y la maldición del pecado será disipada; no habrá más pecado, aflicción, enfermedad, muerte, dolor, etc. (Apocalipsis 21:4). Y los creyentes heredarán todas las cosas; Dios habitará con ellos, y ellos serán Sus hijos (Apocalipsis 21:7). De este modo, llegamos a un círculo completo en el que Dios nos creó para tener compañerismo con El, pero el hombre pecó, rompiendo ese compañerismo; Dios restaura ese compañerismo completamente, en el estado eterno, con aquellos considerados dignos por El. ¡Ahora, ir a través de la vida haciendo nada y todo, solamente para morir separados de Dios por la eternidad, sería peor que vano! Pero Dios ha hecho un camino no solamente para hacer posible la dicha eterna (Lucas 23:43), sino también esta vida satisfactoria y valiosa. Ahora, ¿cómo se obtienen esta dicha eterna y este “cielo sobre la tierra”?

EL SENTIDO DE LA VIDA RESTITUIDO POR JESUCRISTO

Como hicimos alusión arriba, el verdadero significado tanto ahora como en la eternidad, se encuentra en que uno restaure la relación con Dios que fue perdida en el tiempo de la caída por el pecado de Adán y Eva. Hoy, esa relación con Dios es solamente posible a través de Su Hijo, Jesucristo (Hechos 4:12; Juan14:6; Juan 1:12). La vida eterna se gana cuando uno se arrepiente de sus pecados (ya no quiere continuar en esto, sino que quiere que Cristo lo cambie y lo haga una nueva persona) y comienza a confiar en Jesucristo como Salvador (vea la pregunta “¿Cuál es el plan de salvación?” para obtener mayor información en este tan importante asunto).

Ahora, el verdadero significado de la vida no se encuentra solamente en tener a Jesús como Salvador (maravilloso como es eso). Mas bien, el verdadero significado de la vida se encuentra cuando uno comienza a seguir a Cristo como Su discípulo, aprendiendo de Él, pasando tiempo con Él en Su Palabra, la Biblia, comunicándose con Él en oración, y caminando con Él en obediencia a Sus mandatos. Si usted es un no creyente (o tal vez un nuevo Creyente) es probable que esté diciéndose, “¡Eso no suena muy emocionante o satisfactorio para mí!” Pero, por favor lea solamente un poquito más. Jesús hizo las siguientes declaraciones:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30). “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan10:10b). “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:24-25). “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4).

Todo lo que estos versículos están diciendo es que nosotros tenemos una elección. Podemos continuar buscando guiar nuestras propias vidas (con el resultado de llevar una vida vacía) o podemos escoger seguir a Dios y Su voluntad para nuestras vidas con todo nuestro corazón (lo cual resultará en tener una vida vivida por completo, teniendo satisfechos los deseos del corazón, y encontrando contentamiento y satisfacción). Esto es así porque nuestro Creador nos ama y desea lo mejor para nosotros (no necesariamente la vida más fácil, sino la mayor satisfacción).

Al cerrar, quiero compartir una analogía tomada de un pastor amigo. Si usted es un aficionado a los deportes y decide asistir a un juego profesional, puede aflojar unos pocos dólares y obtener un asiento “alejado de la acción” en las filas superiores del estadio, o puede soltar unos pocos cientos de dólares y estar muy cerca de la acción. En la vida Cristiana también es así. Observar la obra de Dios de PRIMERA MANO no es para los cristianos domingueros. Ellos no han pagado el precio. Observar la obra de Dios de PRIMERA MANO es para los discípulos de Cristo incondicionales, quienes verdaderamente han dejado sus propios deseos, de manera que pueden seguir los propósitos de Dios en la vida. ¡Ellos han pagado el precio (una completa rendición a Cristo y a Su voluntad); ellos están experimentando la vida a plenitud, y pueden encararse a ellos mismos, y a su Hacedor sin lamentarse! ¿Ha pagado el precio? ¿Está dispuesto a hacerlo? Si es así, usted no va a anhelar sentido o propósito para su vida nuevamente.

¿Por qué yo no debería cometer suicidio?

Pregunta: "¿Por qué yo no debería cometer suicidio?" Respuesta:

Mi corazón acompaña a aquellos que tienen pensamientos de terminar con sus propias vidas a través del suicidio. Si al momento ese es usted, debe experimentar muchas emociones tales como, sentimientos de desesperanza y desesperación. Usted puede sentirse como que está en el foso más profundo, y duda que haya un rayo de esperanza, de que eso puede mejorar. A nadie parece, o importarle, o entender de dónde viene usted. Simplemente, la vida no vale vivirla… ¿o sí?

Emociones debilitantes son experimentadas por muchos, en uno u otro tiempo. Cuando estaba en un hoyo emocional, a mi mente venían preguntas como, “¿Podría alguna vez ser la voluntad del Dios quien me creó?” “¿Es Dios demasiado pequeño para ayudarme?” “¿Son mis problemas demasiado grandes para El?”

Me complace decirle, que si usted se toma unos pocos minutos y considera permitir que Dios verdaderamente sea Dios en su vida ahora mismo, El va a probar justamente, ¡cuán grande es El en realidad! “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37). Tal vez cicatrices de las heridas del pasado, han resultado en un abrumador sentido de rechazo o abandono. Eso puede conducir a pensamientos o caminos de autocompasión, enojo, amargura, deseos de venganza, temores enfermizos, etc., eso ha causado problemas en algunas de sus relaciones más importantes. Sin embargo, el suicidio serviría solamente para traer devastación a los seres queridos a quienes nunca intentó herir; cicatrices emocionales con las que van a tener que tratar el resto de sus vidas.

¿Por qué no debería cometer suicidio? Amigo, no importa cuán malas estén las cosas en su vida, hay un Dios de amor que le está esperando, para que le permita guiarle a través de su túnel de la desesperación, y conducirlo hacia Su luz maravillosa. Él es su esperanza segura. Su nombre es Jesús.

Este Jesús, el inmaculado Hijo de Dios, se identifica con usted en su tiempo de rechazo y humillación. El profeta Isaías, escribió de Él, “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió él nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga (azote) fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:2-6).

¡Amigo, Jesucristo soportó todo esto, a fin de que todos sus pecados pudieran ser perdonados! Sepa que cualquier peso de culpa que cargue con usted, El va a perdonarlo, si humildemente se arrepiente (vuélvase de sus pecados a Dios). “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás (Salmos 50:15). Nada que alguna vez haya hecho, es demasiado malo como para que Jesús lo perdone. Algunos de sus siervos escogidos en la Biblia cometieron pecados flagrantes, como asesinato (Moisés), adulterio (Rey David), y abuso físico y emocional (Apóstol Pablo). No obstante, encontraron perdón y una nueva vida abundante en el Señor. “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (Salmos 51:2). “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2ª Corintios 5:17).

¿Por qué no debería suicidarse? Amigo, Dios está dispuesto a reparar lo que se ha “roto”… concretamente, la vida que tiene ahora, que quiere terminarla con el suicidio. El profeta Isaías escribió: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos… se les de gloria (la corona de la belleza) en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:1-3).

Venga a Jesús, y permítale restaurar su gozo y comodidad, mientras confía en Él para comenzar una nueva obra en su vida. “Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente” “Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51:12, 15-17).

¿Aceptaría al Señor como su Salvador y Pastor? El va a guiar sus pensamientos y pasos, un día a la vez, a través de Su Palabra, la Biblia. “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmos 32:8). “Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro” (Isaías 33:6). En Cristo todavía va a tener luchas, pero ahora va a tener ESPERANZA. El es un “amigo más unido que un hermano” (Proverbios 18:24). Que la gracia del Señor Jesús esté con usted en su hora de decisión.

Si usted decide confiar en Jesucristo como su Salvador, diga a Dios en su corazón estas palabras. “Dios, te necesito en mi vida. Por favor perdóname por todo lo que he hecho. Pongo mi fe en Jesucristo, y creo que El es mi Salvador. Por favor límpiame, sáname, y restaura mi gozo en la vida. Gracias por Tu amor hacia mí y por la muerte de Jesús en mi lugar.”

¿Ha hecho usted una decisión por Cristo, por lo que ha leído aquí? Si es así, por favor oprima la tecla “¡He aceptado a Cristo hoy!”

¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?

Pregunta: "¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?"

Respuesta:

Hay dos claves para conocer la voluntad de Dios en una situación dada (1) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, no sea algo que la Biblia lo prohíbe. (2) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, va a glorificar a Dios, y va a ayudarlo a usted a crecer espiritualmente. Si estas dos cosas son ciertas, y Dios todavía no le ha dado lo que le está pidiendo – entonces es probable que no sea la voluntad de Dios que usted obtenga lo que está pidiendo. O tal vez, usted simplemente necesita esperar un poco más de tiempo para recibirlo. Algunas veces, conocer la voluntad de Dios es difícil. La gente quiere que Dios básicamente les diga qué hacer – dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarse, etc. Romanos 12:2 nos dice, “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Dios raramente da a la gente esa información directa y específica. Dios nos permite hacer decisiones referentes a aquellas cosas. La única decisión que Dios no quiere que hagamos es pecar o resistirse a Su voluntad. Dios quiere que tomemos decisiones que estén de acuerdo con Su voluntad. De manera que, ¿cómo saber cuál es la voluntad de Dios para usted? Si usted está caminando cerca del Señor, y deseando de verdad Su voluntad para su vida – Dios va a colocar Sus propios deseos en su corazón. La clave es desear la voluntad de Dios, no la suya propia. “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4) Si la Biblia no habla en contra de sus peticiones, y si éstas genuinamente pueden beneficiarle espiritualmente – entonces la Biblia le da “permiso” para tomar decisiones y seguir a su corazón.

¿Qué dice la Biblia acerca de cómo encontrar el propósito de la vida?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de cómo encontrar el propósito de la vida?" Respuesta:

Después de hablar acerca de la futilidad de la vida, cuando vivió con todo lo que este mundo pudiera ofrecer, Salomón nos da estas importantes conclusiones en el libro de Eclesiastés: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (Eclesiastés 12:13-14). Salomón dice que el todo de la vida es honrar a Dios con nuestros pensamientos y vidas, guardando Sus mandamientos, porque un día compareceremos ante Él para entregarle cuentas.

David: A diferencia de aquellos cuyas ganancias están en esta vida, David buscaba su satisfacción en el tiempo futuro. Él decía, “En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Salmo 17:15). Para David, su completa satisfacción llegaría el día cuando despertara (en la vida futura) mirando la faz de Dios (en compañerismo con Él) y siendo a Su semejanza (1 Juan 3:2).

Asaf: En el Salmo 73, Asaf habla acerca de cómo él fue tentado a envidiar a los impíos, quienes parecían no tener problemas y aumentaban sus riquezas sobre las espaldas de aquellos de quienes se aprovechaban, pero entonces consideró su destino final. Entonces, en contraste con lo que ellos anhelaban en sus vidas, declara en el verso 25 que lo más importante para él es: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Y fuera de Ti nada deseo en la tierra.” Para él, una relación con Dios es lo que más importaba sobre todo lo demás en la vida.

Pablo: El apóstol Pablo habló acerca de todo lo que él había logrado antes de ser confrontado por el Cristo resucitado, y cómo todo lo que una vez tenía o había alcanzado (especialmente en lo religioso), era como una pila de basura para él, comparado ahora con la excelencia del conocimiento de Jesucristo, aún cuando eso incluía el sufrir la pérdida de todas las cosas. En Filipenses 3:9-10, él dice que lo que él quería es “…ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe, a fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en Su muerte.” Nuevamente, para Pablo lo que más importaba era el conocer a Cristo y ser hallado justo, por la justicia obtenida de Dios a través de la fe en Jesucristo, y vivir en comunión con Él, aún cuando eso le acarreara sufrimientos (2 Timoteo 3:12). En conclusión, él anhelaba el momento cuando él tendría parte en “la resurrección de entre los muertos.”

El propósito de la vida como se expone en Apocalipsis:

El último libro en la Biblia, el libro de Apocalipsis, revela lo que sucederá en el fin de este mundo, como lo conocemos ahora. Después de que Cristo regrese y Su reinado de 1000 años sobre la tierra concluya, los no creyentes serán resucitados y juzgados por sus obras y enviados para su existencia eterna al lago de fuego (Apocalipsis 20). La tierra y los cielos como los conocemos ahora serán destruidos y un nuevo cielo y una nueva tierra serán creados, y el estado eterno será establecido. Una vez más, como en el Jardín del Edén en Génesis, el hombre nuevamente morará con Dios y Él con ellos (Apocalipsis 21:3); todo el remanente de la maldición (sobre la tierra por causa del pecado del hombre) será quitado - sufrimiento, enfermedad, muerte, dolor. (Apocalipsis 21:4) Dios dice que aquellos que vencieren, heredarán todas las cosas. Él será su Dios y ellos serán Sus hijos. Así que, como se inició en Génesis, la raza humana redimida vivirá en compañerismo con Dios, libre del pecado y su maldición (tanto interna como externamente), en un mundo perfecto, teniendo corazones perfectos a semejanza del corazón mismo de Cristo (1 Juan 3:2-3).

El propósito de la vida descrito por Jesucristo:

En el principio, Dios creó al hombre para que disfrutara de (1) compañerismo con Él, (2) relacionarse con otros, (3) trabajar, y (4) ejercer dominio sobre la tierra. Pero al caer el hombre en el pecado, el compañerismo con Dios fue roto, las relaciones con otros son con frecuencia “ásperas”, el trabajo parece tener siempre sus lados negativos, y el hombre batalla para mantener un aparente dominio sobre la naturaleza, ya sea sobre el clima o sobre las malas hierbas en el campo o jardín. En los nuevos cielos y nueva tierra, el hombre estará involucrado nuevamente en todo esto, pero en un estado de perfección restaurada. Pero ¿cómo puede uno llegar a ser parte del grupo que llegará a los nuevos cielos y tierra? Y ¿qué debemos hacer por ahora? ¿Todo esto solo tiene sentido en la próxima vida cuando la maldición del pecado sea quitada? Jesucristo, el Hijo de Dios, dejó Su hogar celestial, tomó forma humana, aunque reteniendo su completa deidad, y vino al mundo tanto A PAGAR EL PRECIO POR NUESTRA VIDA ETERNA, como por el propósito en esta vida. Y por haber sido nuestra pecaminosidad la que separó a la raza humana de Dios, trayendo sobre nosotros la maldición, Mateo 1:21 dice que Jesús vino a “…salvar a Su pueblo de sus pecados.”

El propósito en la vida depende del origen de la raza humana:

Si fuéramos el resultado de una casualidad cósmica (evolución), entonces simplemente seríamos formas de vida biológicamente sofisticadas que se las han arreglado para alcanzar una conciencia propia. Nos desesperaríamos al no existir un mayor propósito en la vida que el de sobrevivir y prolongar la especie humana, hasta que tenga lugar el próximo accidente cósmico que lleve nuestra forma de vida a un grado superior. PERO, NO somos el resultado de un accidente cósmico. La verdadera ciencia comprueba el hecho de que la macro-evolución (la transformación de unas especies a otras diferentes) es una farsa. La evolución es falsamente llamada “ciencia” cuando de hecho no es repetible, ni observable, sino mayormente aceptada por fe, tanto como lo es la creación.

Mientras continuamos aprendiendo más acerca de la microbiología, aprendemos que es altamente improbable la posibilidad de formar aún la molécula de proteína más simple, necesaria para la vida, aún si se concedieran TRILLONES de años para que se diera la combinación casual de los aminoácidos en el orden correcto. Tampoco los registros de fósiles apoyan la teoría evolutiva. En las propias palabras de los evolucionistas, debe haber múltiples números de formas de vida transitorias que simplemente no han sido encontradas. Lo que sí registran los fósiles, es la corroboración de lo que Génesis, en su capítulo uno de la Biblia, declara; un importante número de diferentes especies que aparecieron al mismo tiempo y que la gran mayoría de estas especies, son las mismas que aún existen en la actualidad. Los cambios observados en pájaros y polillas observados en el siglo XIX, y citados como soporte de los cambios evolutivos involucrados dentro de una especie (micro-evolución), son algo ante lo que ni la Biblia ni los evolucionistas objetan. Así mismo, mientras aprendemos más acerca de la llamada célula simple, encontramos nuevamente lo que a lo largo del capítulo uno de Génesis se declara: que la vida es el resultado de la increíble sabiduría de un Diseñador y Creador. Porque no somos el resultado de un accidente cósmico, sino una creación de Dios. Sí, existe un propósito en la vida y Dios ya nos ha dicho cuál es.

¿Puede un cristiano ejercitarse? ¿Qué dice la Biblia acerca de la salud?

Pregunta: "¿Puede un cristiano ejercitarse? ¿Qué dice la Biblia acerca de la salud?" Respuesta:

1 Timoteo 4:8 nos informa, “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” ¡Nótese que el verso no dice que el ejercicio no tenga validez! Dice que el ejercicio es valioso, pero establece bien las prioridades al decir que la piedad es de más valor. El apóstol Pablo también menciona el entrenamiento físico en la ilustración de una verdad espiritual. 1 Corintios 9:24-27 dice, “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea en el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” Leemos en 2 Timoteo 2:5, “Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.” 2 Timoteo 4:7, “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”

Así que, vemos que no hay nada de malo en que un cristiano se ejercite. De hecho, la Biblia es clara en que debemos cuidar de nuestros cuerpos (2 Corintios 6:19,20). Efesios 5:29 nos dice, “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida…” La Biblia también nos advierte contra la glotonería (Deuteronomio 21:20; Proverbios 23:2; 2 Pedro 1:5-7; 2 Timoteo 3:1-9; 2 Corintios 10:5). También la Biblia nos advierte contra la vanidad (1 Samuel 16:7; Proverbios 31:30; 1 Pedro 3:3-4). ¿Qué dice la Biblia acerca de la salud? ¡Sean sanos! ¿Cómo alcanzamos esa meta? Practicando ejercicio moderado y comiendo razonablemente. Ese es el patrón bíblico para la salud y el ejercicio.

¿Pueden los cristianos consultar a los médicos?

Pregunta: "¿Pueden los cristianos consultar a los médicos?" Respuesta:

Los médicos son mencionados cerca de una docena de veces a través de la Biblia. El único verso que podría ser tomado fuera de contexto para enseñar que uno no debería consultar a los médicos sería 2 de Crónicas 16:12 “En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos.” Pero este caso en particular, involucra toda la actitud en la vida de Asa durante sus últimos años (el haberle dado la espalda a Dios en una etapa anterior de su vida).

Hay muchos versos que hablan de utilizar “tratamientos médicos” tales como la aplicación de vendajes (Isaías 1:6), aceite (Santiago 5:14), aceite y vino (Lucas 10:34), hojas (Ezequiel 47:12), tomar algo de vino (1 Timoteo 5:23), y ungüentos, particularmente el “bálsamo de Galaad” (Jeremías 8:22). Así mismo, Lucas, el autor de los Hechos y el Evangelio de Lucas, es mencionado por Pablo como “el médico amado” (Colosenses 4:14).

Marcos 5:25-30 relata la historia de una mujer que tuvo problemas con un sangrado continuo, un problema que los médicos no habían podido curar, aún cuando ella había consultado a muchos de ellos y gastado todo lo que tenía. Viniendo a Jesús ella pensó que si tan sólo tocaba la orilla de su manto, sería sanada, y así sucedió.

Jesús, en respuesta a las preguntas de los fariseos en cuanto al desperdicio de su tiempo departiendo con los pecadores, les dijo, “Los sanos no tienen necesidad de médico sino los enfermos.” (Mateo 9:12) De los versículos arriba mencionados, podemos deducir los siguientes principios:

1) Los médicos no son Dios y no deben ser vistos como tal. Algunas veces ellos pueden ayudar; pero habrá otras en que todo lo que lograrán quitarnos es el dinero.

2) El buscar y consultar médicos y utilizar remedios “terrestres” no es condenado en la Escritura, mas bien parecen haber sido utilizados según leemos a lo largo de la Escritura.

3) Debe buscarse la intervención de Dios en cualquier dificultad física (Santiago 4:2; 5:13). Él no promete que responderá siempre de la manera que nosotros deseamos (Isaías 55:8-9), pero tenemos la seguridad de que todo lo que Él haga será hecho en amor y por lo tanto, ese es nuestro mayor beneficio (Salmo 145:8-9).

Así que, ¿Pueden los cristianos consultar al médico? Dios nos creó como seres inteligentes y nos dio la habilidad para crear medicamentos y aprender cómo reparar nuestros cuerpos. No hay nada de malo en aplicar este conocimiento y habilidad en pro de la salud física. Los doctores pueden ser vistos como un regalo de Dios para nosotros… un medio a través del cual Dios brinda sanidad y recuperación. Al mismo tiempo, nuestra mayor confianza y fe debe estar depositada en Dios, no en los doctores o la medicina. Al igual que en todas las decisiones difíciles que enfrentamos en la vida, Dios promete darnos sabiduría cuando se la pidamos (Santiago 1:5).

¿Qué dice la Biblia acerca de un cristiano sirviendo en la milicia?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de un cristiano sirviendo en la milicia?" Respuesta:

La Biblia contiene una gran cantidad de información acerca del servicio en la milicia. Aunque mucha de esta información contenida en la Biblia son solo analogías, hay muchos textos que se refieren directamente a esta pregunta. No, la Biblia no establece específicamente “Deberás servir en el ejército” y en contraste tampoco dice “No deberás servir en el ejército”. Al mismo tiempo, los cristianos pueden constatar que el ser un soldado es altamente respetado a través de la Biblia, y saber que tal servicio es consistente con un punto de vista bíblico mundial.

El primer ejemplo de servicio militar se encuentra en el Antiguo Testamento (Génesis 14) cuando Lot, el sobrino de Abraham fue secuestrado por Quedorlaomer rey de Elam y sus aliados. Abraham acudió al rescate de Lot, reuniendo a 318 hombres entrenados nacidos en su casa y desafió a las fuerzas extranjeras.

Más tarde en su historia, la nación de Israel formó un ejército permanente. El sentir que Dios era el Guerrero Divino que protegería a Su pueblo sin importar su fuerza militar, pudo haber sido la razón por la que Israel se tardó en formar un ejército. La formación de un ejército permanente en Israel sólo sucedió después de un fuerte y centralizado sistema político que fue desarrollado por Saúl, David y Salomón. Saúl fue el primero en formar un ejército permanente (1 Samuel 13:2; 24:2; 26:2). Sin embargo, el ejército tenía que ser mantenido con alimentos y otros suplementos que provenían de las casas de los mismos soldados (1 Samuel 17:17-19).

Lo que inició Saúl, lo continuó David. Él incrementó el ejército, integrando también a tropas contratadas de otras regiones que solo le eran leales a él (2 Samuel 15:19-22), y entregó el mando directo de sus ejércitos a un comandante en jefe (Joab). Bajo David, Israel también se volvió más agresivo en sus políticas de ofensivas militares, anexándose estados vecinos como la tierra de los amonitas (2 Samuel 11:1; 1 Crónicas 20:1-3). David estableció un sistema rotatorio de tropas con 12 grupos de 24,000 hombres que servían un mes del año (1 Crónicas 27). Aunque el reinado de Salomón fue pacífico, él expandió aún más el ejército, añadiéndole carros y caballos (1 Reyes 10:26). El ejército permanente continuó (aunque dividido junto con el reino después de la muerte de Salomón) hasta el 586 a.C., cuando Israel dejó de existir como una entidad política.

Jesús se maravilló cuando el centurión romano (oficial a cargo de cien soldados) se le acercó. La respuesta del centurión a Jesús indicó su claro entendimiento de la autoridad, así como su fe en Jesús (Mateo 8:5-13). Jesús no objetó su carrera. Muchos centuriones mencionados en el Nuevo Testamento son alabados como cristianos, temerosos de Dios y hombres de buen carácter (Mateo 8:5,8,13; 27:54; Marcos 15:39, 44-45; Lucas 7:2,6; 23:47; Hechos 10:1,22; 21:32; 22:25,26; 23:17,23; 27:1,6,11,31,43; 28:16).

Históricamente, los lugares y los títulos pueden haber cambiado, pero nuestras fuerzas armadas deben ser valoradas tan favorablemente como los centuriones de la Biblia. El ser un soldado era altamente respetado. Por ejemplo, Pablo describe a Epafrodito, un hermano en Cristo como un “compañero de milicia” (Filipenses 2:25). La Biblia también usa términos militares para describir la manera de permanecer firmes en el Señor, poniéndonos toda la armadura de Dios (Efesios 6:10-20).

Sí, la Biblia no señala directa e implícitamente el servir en el ejército. El hombre cristiano y la mujer que sirven a su país con carácter, dignidad y honor, pueden estar seguros de que el servicio cívico que ellos realizan es aceptado y respetado por nuestro Dios Soberano. Aquellos que sirven en la milicia merecen nuestro respeto y agradecimiento.

¿Qué dice la Biblia acerca del endeudamiento de un cristiano? ¿Puede un cristiano pedir o prestar dinero?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del endeudamiento de un cristiano? ¿Puede un cristiano pedir o prestar dinero?" Respuesta:

Pablo nos encomienda no deber a nadie nada sino el amor en Romanos 13:8. Este es un poderoso recordatorio del desagrado de Dios por toda forma de endeudamiento que no ha sido pagada de manera puntual (ver también Salmo 37:21). Generalmente pensamos en la deuda en términos de una obligación monetaria; pero a la luz del contexto de todo este pasaje (Romanos 13:1-10), Pablo parece tener en mente una estricta opinión sobre la deuda (Romanos 13:7). No sólo habla sobre pagar impuestos, intereses, y tarifas impuestas por nuestros propios gobiernos, sino que también debemos respetar y honrar a aquellos en alta autoridad. Todos nosotros somos deudores de la gracia de Dios. De la misma manera como Él nos ha mostrado Su amor, también nosotros debemos hacer extensivo ese amor a todos aquellos alrededor nuestro con quienes vivimos y trabajamos, aún a aquellos que nos cobran impuestos y nos gobiernan.

Algunas personas cuestionan el cargo de cualquier interés sobre préstamos, pero muchas veces en la Biblia vemos que es de esperarse el recibir una tarifa justa de interés sobre el dinero prestado (Proverbios 28:8, Mateo 25:27). En el antiguo Israel, la ley prohibía cargar intereses en una categoría de préstamos – aquellos hechos a los pobres (Levítico 25:35-38). Esta ley tenía muchas implicaciones sociales, financieras y espirituales, pero hay dos en especial que vale la pena mencionar. Primero, esta ley ayudaba genuinamente a los pobres al no empeorar su situación. Era ya bastante malo el haber caído en la pobreza, y pudiera ser humillante el tener que buscar asistencia; pero si adicionalmente al pago del préstamo, una persona pobre tenía que ser aplastada por el pago de intereses, la obligación resultaría más perjudicial que benéfica.

En segundo término, la ley enseñaba una importante lección espiritual. Para un prestamista, el hecho de no cargar los intereses del préstamo a una persona pobre era un acto de misericordia, porque estaría perdiendo el uso de ese dinero mientras estaba prestado. Sin embargo, esa sería una manera tangible de expresar gratitud a Dios por Su misericordia, al no cobrar a Su pueblo “intereses” por la gracia que Él les había concedido a ellos. Así como misericordiosamente Dios había sacado a los israelitas de Egipto cuando ellos no eran nada sino esclavos sin dinero y les había dado una tierra para que la poseyeran (Levítico 25:38), de igual manera, Él esperaba que ellos practicaran una bondad similar hacia sus propios compatriotas pobres.

Los cristianos se encuentran en una situación paralela. La vida, muerte y resurrección de Jesucristo ha pagado nuestra deuda de pecados a Dios. Ahora, mientras tengamos la oportunidad, podemos ayudar a otros en necesidad, particularmente a quienes son nuestros hermanos en la fe, con préstamos que no aumenten sus problemas. Jesús aún enseñó este principio en la parábola acerca de dos deudores y su actitud hacia el perdón de la deuda (Mateo 18:23-35). Él también instruyó a Sus seguidores diciéndoles: “… de gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10:8)

La Biblia no expresa ni prohibiciones ni permisos sobre el préstamo de dinero. La sabiduría de la Biblia nos enseña que usualmente no es buena idea endeudarse. Las deudas nos hacen esencialmente esclavos de aquel a quien debemos. Al mismo tiempo, en algunas situaciones, el endeudarse es un “mal necesario”. En tanto que el dinero sea manejado de una manera sabia, y los pagos de la deuda sean manejables – un cristiano puede tener la carga de una deuda financiera si resulta necesario.

¿Qué dice la Biblia acerca de los juicios / demandas?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de los juicios / demandas?" Respuesta:

1 Corintios 6:1-8 definitivamente instruye a los creyentes a no ir a la corte unos contra otros. El demostrar que los cristianos no son capaces de perdonarse unos a los otros y reconciliar sus propias diferencias, es demostrar una derrota espiritual. ¿Por qué querría alguien hacerse cristiano, si los cristianos tienen los mismos problemas y son igualmente incapaces de resolverlos entre ellos? Sin embargo, hay algunas circunstancias cuando una demanda podría ser la opción apropiada. Si se ha seguido el patrón bíblico para la reconciliación (Mateo 18:15-17) y la parte ofensora aún permanece en su error, en algunas instancias el demandar puede ser la acción más apropiada. Esto sólo puede hacerse después de orar mucho por sabiduría (Santiago 1:5) y de consultar con una guía espiritual.

1 Corintios 6:4 dice “Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?” Todo el contexto de 1 Corintios 6:1-6 trata sobre las disputas en la iglesia, pero Pablo se refiere al sistema de justicia cuando habla de los juicios concernientes a cosas que pertenecen a esta vida. Pablo explica que para las cuestiones referentes a esta vida y que están fuera de la iglesia, existen los sistemas jurídicos. Luego nos dice que los problemas de la iglesia no deben ser llevados a las cortes, sino que deben ser juzgados dentro de la iglesia.

Hechos capítulo 21 comenzando con el verso 26 nos narra cómo Pablo fue arrestado y acusado equivocadamente de algo que no hizo. Entonces los romanos lo aprehendieron y en el capítulo 22, comenzando con el verso 24 leemos, “Mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente; - ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?” Pablo usó la ley romana y su ciudadanía para protegerse a sí mismo. No hay nada de malo con usar el sistema jurídico, en tanto se haga con un motivo justo y un corazón puro.

1 Corintios 6:7 declara, “Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?” La cuestión por la que Pablo se preocupa más aquí, es por el testimonio del creyente. Sería mucho mejor para nosotros el dejar que se aprovechen o aún que abusen de nosotros, que el empujar a una persona aún más lejos de Cristo, al llevarlo ante la justicia. ¿Qué es más importante, una batalla legal, o una batalla por el alma eterna de una persona?

En resumen, ¿pueden los cristianos llevarse unos a otros a la corte por asuntos de la iglesia? ¡Absolutamente no! ¿Pueden los cristianos llevar a otros a la corte por asuntos civiles? Si puede evitarse de alguna manera, no. ¿Pueden los cristianos llevar a la corte a los no creyentes, sobre asuntos civiles? Nuevamente, si puede ser evitado, no. Sin embargo, en algunas instancias, tales como la protección de nuestros propios derechos (como en el ejemplo del apóstol Pablo), puede ser apropiado el procurarse una defensa legal.

¿Podría un cristiano tomar anti-depresivos u otras medicinas para la salud mental?

Pregunta: "¿Podría un cristiano tomar anti-depresivos u otras medicinas para la salud mental?" Respuesta:

Cada vez más y más se está formulando la pregunta de si un cristiano puede tomar anti-depresivos u otra medicina para la salud mental. Los ataques de pánico, desórdenes de ansiedad, fobias y depresión afectan a millones de personas. Los ataques de pánico pueden ser particularmente debilitantes, porque pueden atacar a una persona sin advertencia alguna. Para la mayoría de quienes los sufren, lo que ellos experimentan tiene su origen en el temor - el miedo al rechazo, miedo a la aceptación, miedo a la responsabilidad, miedo a lo desconocido. Alguna cosa disparará el miedo, el cual lleva a la persona a sentirse como si estuviera perdiendo el control y como si pudiera morir. Los ataques de pánico con frecuencia son tanto física como psicológicamente intensos.

Aunque los expertos médicos creen que muchas veces los padecimientos mencionados se originan dentro del psique de la persona, hay veces cuando la causa es un desbalance químico. Si este es el caso, el medicamento es prescrito para ayudar a contrarrestar este desbalance, el cual a su vez, trata los síntomas del padecimiento psicológico. ¿Es esto un pecado? No. Dios ha permitido que el hombre avance en su conocimiento de la medicina, el cual Dios usa en el proceso de curación. ¿Necesita Dios de la medicina que hace el hombre para poder sanar? ¡Desde luego que no! Pero Dios ha elegido permitir que progrese la práctica de la medicina, y seríamos unos tontos si no nos beneficiáramos de ello.

Sin embargo, existe una delgada línea entre usar la medicina con propósitos curativos y depender continuamente de la medicina para la vida diaria. Necesitamos reconocer a Dios como el Gran Médico, y solo Él tiene el poder para curar verdaderamente (Juan 4:14). Como tal, necesitamos ante todo buscar a Dios y sobre todo para nuestra curación. La medicina usada para tratar un ataque de pánico sólo debe ser utilizada hasta el punto en que permita al paciente luchar con la raíz que causa ese temor. Debe ser usada para devolver el control al paciente. Sin embargo, muchos pacientes toman medicina a fin de evitar tratar con la verdadera causa de su enfermedad, y esto sería negar la responsabilidad, negar la curación de Dios, y posiblemente negar a otros la libertad del perdón o la clausura de algún evento pasado que pudo estar contribuyendo a la enfermedad. Esto, entonces, se convierte en pecado porque está basado en el egoísmo.

Al tomar la medicina sobre una base limitada, con el fin de tratar los síntomas y luego depender de la Palabra de Dios para hacer posible la transformación en la mente y el corazón de uno, hará que gradualmente disminuya la necesidad del medicamento.

La posición del creyente en Cristo es afirmada y esto permite que Dios traiga sanidad a esas áreas afectadas del corazón y la mente que están causando la enfermedad. La Palabra de Dios tiene mucho que decir acerca del miedo y su lugar en la vida del creyente. Leyendo a través de las siguientes Escrituras, meditando en ellas y permitiendo que la Palabra de Dios viva en el corazón, es la cura universal. Estos versos dan confianza, e iluminan la Verdad sobre lo que implica ser un hijo de Dios: Proverbios 29:25; Mateo 6:34; Juan 8:32; Romanos 8:28-39; 12:1-2; I Corintios 10:13; 2 Corintios 10:5; Filipenses 4:4-9; Colosenses 3:1-2; 2 Timoteo 1:6-8; Hebreos 13:5-6; Santiago 1:2-4; 1 Pedro 5:7; 2 Pedro 1:3-4; 1 Juan 1:9; 4:18-19.

Dios puede curar sobrenaturalmente, milagrosamente. Debemos orar para ese fin. Dios también sana a través de la medicina y los doctores. Debemos orar también para tal fin. Sin importar la dirección que tome Dios, el catalizador es nuestra fe (Mateo 9:22). ¡Cree en Él, y se sanado!

¿Qué dice la Biblia respecto a que un cristiano se haga una cirugía plástica/cosmética?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia respecto a que un cristiano se haga una cirugía plástica/cosmética?" Respuesta:

La Biblia no se refiere específicamente a un cristiano que se someta a una cirugía plástica o cosmética. No hay nada en la Biblia que indique que una cirugía plástica sea mala en sí misma. Sin embargo, aquí hay varias cosas que uno necesita considerar antes de decidir someterse o no a estos procedimientos. Alterar nuestro cuerpo es antinatural. Nadie debería permitirse ponerse “bajo el cuchillo” sin antes haber investigado concienzudamente todas las alternativas, riesgos y efectos secundarios involucrados con tal cirugía. Así mismo, es necesario que una persona comprenda a fondo su motivación para desear la cirugía. Para aquellos que, ya sea que hayan nacido con, o posteriormente hayan adquirido deformidades físicas, resulta natural que deseen cambiar para integrarse en la sociedad y sentirse “normales.” También están los casos, en que ligeras anormalidades pudieran causar hacer sentir a algunos muy incómodos con ellos mismos, tales como una nariz deformada o demasiado grande. Pero en muchos casos, sino es que en la mayoría, las cirugías plásticas se llevan a cabo como un intento por llenar vacíos emocionales de maneras físicas, para atraer la atención, o para buscar la aprobación de los demás.

De acuerdo con la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, los procedimientos quirúrgicos más comunes, son con fines cosméticos - aumento/elevación del busto, liposucción, (la extracción de grasa del cuerpo), restiramiento facial, levantamiento de los párpados, glúteos y otras partes del cuerpo, tratamiento de várices en las piernas, inyecciones de botox o grasa, y remodelación de nariz y rostro. Aproximadamente dos millones de personas se sujetan a esta clase de procedimientos quirúrgicos cada año, invirtiendo mucho dinero y sacrificando tiempo y comodidad. Cuando la motivación de una persona para someterse a cirugía es el de la vanidad, esa persona se ha convertido en su propio ídolo. La Biblia nos advierte que no seamos vanos o engreídos (Filipenses 2:3-4) y que no atraigamos la atención sobre nosotros mismos por nuestra apariencia física (1 Timoteo 2:9). Otro problema sería el costo. La mayoría de las compañías de seguros no cubren los costos asociados con cirugías cosméticas, así que los gastos saldrán todos del bolsillo del paciente. Esta es una consideración importante, porque casi toda la gente tiene una familia cuyas necesidades debe atender y los gastos por la cirugía plástica jamás deberán anteceder a las necesidades de la familia. La Biblia también nos dice que necesitamos usar sabiamente el dinero que Dios nos ha confiado (Proverbios 11:24-25; Lucas 16:10-12).

Lo más importante que debe hacerse antes de tomar la decisión de someterse a una cirugía plástica, es consultar a Dios acerca de este asunto. La Biblia nos dice que a Dios le interesa cada problema y preocupación que tenemos, así que debemos llevarle a Él nuestros problemas (1 Pedro 5:7). A través de la sabiduría y guía del Espíritu Santo y la Palabra de Dios, tendremos la habilidad para tomar decisiones que le agradarán y lo honrarán. “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” (Proverbios 31:30). Aún el cirujano plástico más hábil, no puede detener el paso del tiempo, y todas las cirugías cosméticas eventualmente llegarán al mismo resultado – el envejecimiento. Aquellas partes del cuerpo que fueron levantadas, se colgarán de nuevo y aquellos rasgos faciales que fueron alterados cosméticamente, eventualmente se arrugarán. Es mucho mejor trabajar en embellecer al ser interior, “el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.” (1 Pedro 3:4)

¿Era Jesús vegetariano? ¿Debería un cristiano ser vegetariano?

Pregunta: "¿Era Jesús vegetariano? ¿Debería un cristiano ser vegetariano?" Respuesta:

Jesús no era vegetariano. La Biblia registra que Jesús comía pescado (Lucas 24:42-43) y cordero (Lucas 22:8-15). Jesús alimentó milagrosamente a la multitud con pescado y pan, cosa que hubiera sido muy extraña si es que Él fuera vegetariano (Mateo 14:17-21). En una visión al apóstol Pedro, Jesús declaró que toda la comida es limpia, incluyendo a los animales (Hechos 10:10-15). Después del Diluvio en los tiempos de Noé, Dios le permitió a la humanidad comer carne (Génesis 9:2-3). Dios nunca ha revocado este permiso.

Por lo anterior, no hay nada malo con que un cristiano sea vegetariano. La Biblia no nos ordena comer carne. Tampoco hay nada malo con abstenerse de comer carne. Lo que la Biblia sí dice es que no debemos imponer nuestras convicciones a otra gente sobre este asunto, o juzgarlos por qué coman o no coman. Romanos 14:2-3 nos dice, “Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.”

Nuevamente, después del Diluvio, Dios dio permiso al hombre para que comiera carne (Génesis 9:3). En la ley del Antiguo Testamento, se le ordenó a la nación de Israel abstenerse de ciertos alimentos (Levítico 11:1-47), pero nunca hubo un mandamiento que prohibiera comer carne. Jesús declaró limpios todos los alimentos, incluyendo toda clase de carne (Marcos 7:19). Como en todo, cada cristiano debe orar para pedir la guía sobre lo que Dios les conceda comer. Cualquiera que sea la decisión de la persona, es aceptable ante Dios, en tanto le agradezcamos a Él por proveerla (1 Tesalonicenses 5:18). 1 Corintios 10:31 declara, “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”

¿Qué dice la Biblia respecto a las mujeres que trabajan fuera de casa?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia respecto a las mujeres que trabajan fuera de casa?" Respuesta:

El que la mujer deba o no trabajar fuera de casa, es una pregunta frecuente. La Biblia sí tiene instrucciones concernientes al papel de la mujer. En Tito 2:3-5, Pablo da estas instrucciones respecto a cómo una joven casada debe ser enseñada por una mujer mayor: “…que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” En este pasaje, la Biblia es clara en que cuando aparecen los hijos, ahí es donde residen las responsabilidades de la mujer joven. Las mujeres mayores deben enseñar a las mujeres jóvenes y vivir vidas que glorifiquen a Dios. Teniendo estas responsabilidades en mente, el tiempo de las mujeres mayores puede ser invertido bajo la dirección del Señor y a su discreción.

Proverbios 31 habla de “Una esposa de carácter noble.” Comenzando en el verso 11, el escritor alaba a esta mujer como una que hace todo lo que está en su poder para cuidar de su familia. Ella trabaja duro para mantener su casa y su familia en orden. Los versos 16, 18, 24, y 25 muestran que ella es tan laboriosa, que también trabaja en una industria artesanal casera con la que proporciona ingresos adicionales para su familia. La motivación de esta mujer es importante porque sus actividades de negocios eran sólo medios para un fin, no un fin en sí mismos. Ella proveía para su familia, no impulsando su carrera, usando su título, o trabajando para mantenerse al nivel de los González. Su empleo era sólo algo secundario a su verdadero llamado de administradora de su esposo, hijos, y hogar.

En ninguna parte, la Biblia prohíbe que las mujeres trabajen fuera de casa. Sin embargo, la Biblia sí enseña lo que deben ser las prioridades de la mujer. Si el trabajar fuera de casa, ocasiona que la mujer descuide a sus hijos y esposo, entonces está mal que esa mujer trabaje fuera de casa. Si una mujer cristiana puede trabajar fuera de casa, y aún así brindar un ambiente de amor y cuidado para sus hijos y esposo, entonces es perfectamente aceptable que una mujer trabaje fuera de casa.

¿Puede un cristiano tener negocios con un incrédulo?

Pregunta: "¿Puede un cristiano tener negocios con un incrédulo?" Respuesta:

Es muy común la pregunta de si un cristiano podría tener negocios con un no creyente, o si la Biblia le prohíbe a un creyente formar una sociedad de negocios con un incrédulo. La Escritura citada con más frecuencia es “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14). Muchas veces, este verso es tomado como una prohibición contra el matrimonio de cristianos con inconversos. El matrimonio definitivamente debe aplicarse aquí, pero no hay nada en el contexto que lo limite al matrimonio. Todo tipo de “yugos desiguales” están prohibidos – matrimonio, amistades íntimas, lazos eclesiásticos, y sociedades de negocios.

El mandamiento implica que existe una gran diferencia entre el creyente y el incrédulo. Hablando en general, las motivaciones, las metas, y los métodos de un cristiano son incompatibles con aquellos del mundo. La fe cambia el carácter de un hombre. La ambición más grande en la vida de un cristiano, es la de glorificar al Señor Jesús y agradarle a Él en todas las cosas; en cambio el no creyente es, en el mejor de los casos, indiferente a tales aspiraciones. Aún si parece que tenemos mucho en común con un inconverso, el corazón se halla en una esfera enteramente distinta.

Segunda de Corintios 6:14 prosigue preguntando, “¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” Se dice que la gente tiene “comunión o compañerismo” cuando comparte algo. Los socios de negocios están unidos de tal manera que deben compartir cosas – lo que pertenece a uno le pertenece al otro. Esto es precisamente lo que significa “comunión o compañerismo.” Nuestro consejo es adherirse a la Escritura, y evitar unirse con no creyentes. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amos 3:3).

¿Puede un cristiano ver a un psicólogo / psiquiatra?

Pregunta: "¿Puede un cristiano ver a un psicólogo / psiquiatra?" Respuesta:

La pregunta de si un cristiano puede ver a un psicólogo o a un psiquiatra como la solución para superar las enfermedades mentales, se está volviendo más y más un punto de discusión. Hay un gran número de psicólogos, psiquiatras y consejeros cristianos, y los creyentes están buscando regularmente sus consejos, la mayor parte de las veces por depresión y ansiedad. Por unos pocos incidentes registrados en las Escrituras que tratan sobre síntomas que parecen ser similares a las enfermedades mentales de la actualidad, muchos cristianos asumen que todos los problemas psicológicos pueden ser atribuidos a demonios. Sin embargo, no hay forma de que sepamos si estas personas estaban mentalmente enfermas según nuestro moderno sentido del término, y aún si eso es o no relevante. El problema es que hay una amplia variedad de desórdenes psicológicos, algunos de los cuales son emocionales y algunos físicos, pero todos ellos tienen un componente espiritual.

Un estilo de vida pecaminoso puede ser una causa de depresión o ansiedad. En el caso de un verdadero creyente en Cristo, la persona necesita darse cuenta de que Dios está esperando que confiese sus pecados, se arrepienta de ellos, y regrese a Él. La Biblia nos dice que Satanás tiene una significativa cantidad de influencia sobre la gente (2 Corintios 4:4). Es más fácil obedecer a Satanás de lo que es obedecer a Dios, porque Satanás nos anima a ser indulgentes con la naturaleza pecaminosa que todos tenemos. De esta forma, una persona mentalmente enferma puede ser influenciada por demonios. Es importante recordar, sin embargo, que los cristianos no pueden ser poseídos por demonios o influenciados más allá de una tolerable intensidad de tentación (1 Corintios 10:13). Esto es porque los creyentes ya están poseídos por el Espíritu de Dios (Romanos 8:9-11), y el templo para el Espíritu Santo no compartirá espacios con los demonios.

Otra cosa que la gente no toma en consideración, es que Dios ha permitido que la humanidad invente y desarrolle diferentes clases de medicinas para la salud. Si una persona tiene una verdadera enfermedad mental, causada por desbalances hormonales o químicos en el cerebro, la medicación puede ser necesaria. No es diferente a ir al doctor para obtener un medicamento para un problema de la tiroides, o diabetes, o cualquier otra enfermedad física. Esto no quiere decir que Dios no pueda curar milagrosamente, porque Él puede hacerlo. Pero Él no siempre interviene de esta manera.

Si está, o no está bien usar medicamentos es una decisión personal. Esto se convierte en una cuestión de conciencia, porque la Biblia no trata con ello específicamente.

Algunas cosas que debemos considerar son: ¿Afecta mi comportamiento a otros, especialmente a mi familia? ¿Mi enfermedad está causando que desobedezca a Dios y me resista a permitir que el Espíritu Santo trabaje a través de mí? ¿Mi testimonio por Cristo está sufriendo por esta incapacidad? Si una persona sabe que está enferma, pero se rehúsa a conseguir ayuda por razones egoístas, es pecado. Si el tomar medicinas para enfermedades cerebrales, está fuertemente en contra del sistema de creencias de la persona, y pasa mucho tiempo en oración y meditación, ésta debe discutir cualquier otra alternativa con su doctor, o su pastor o ministro.

No es pecado tomar los medicamentos necesarios o ver a un psiquiatra. Esto no muestra una falta de fe en Dios, aunque siempre debemos acudir primeramente a Él para pedir salud y dirección. Él quiere encargarse de cada parte de nuestras vidas, y nosotros debemos sentirnos libres de llevar nuestros problemas a Él en oración para cada situación y cada circunstancia. Con frecuencia Él usa medicamentos y terapeutas para curar a Sus hijos. Sin embargo definitivamente es preferible ver a un consejero o psiquiatra cristiano capacitado, a ver a un terapeuta secular, quien sólo dará consejos desde el punto de vista del mundo, en vez del punto de vista bíblico. Dejemos que las palabras del salmista David nos animen: “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios...” (Salmo 40:2-3).

¿Por qué la gente rechaza a Jesús como su Salvador?

Pregunta: "¿Por qué la gente rechaza a Jesús como su Salvador?" Respuesta:

Hay tal vez tantas diferentes razones para rechazar a Cristo, como la gente que lo rechaza, pero estas cuatro muestran las categorías generales:

(1) Algunas personas no piensan que necesiten un salvador. Esta gente se considera a sí misma como “básicamente buena” y no se dan cuenta de que ellos, al igual que toda la gente, son pecadores y no pueden venir a Dios bajo sus propios términos. Pero Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Aquellos que rechazan a Cristo nunca estarán ante Dios y abogarán por su caso basados en sus propios méritos.

(2) El miedo al rechazo social o a la persecución, desanima a algunas personas a declarar a Cristo como su Señor. Los incrédulos en Juan 12:42-43 no confesaban a Cristo porque estaban más preocupados por su estatus entre sus semejantes que por hacer la voluntad de Dios: “Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.”

(3) Para algunas personas, las cosas que les ofrece el mundo actual, son más atractivas e importantes que las cosas eternas. Leemos la historia de un hombre así en Mateo 19:16-23. Este hombre no estaba dispuesto a perder sus posesiones terrenales a fin de ganar una relación eterna con Jesús. (Ver también 2 Corintios 4:16-18).

(4) Mucha gente simplemente está resistiendo la luz del Espíritu Santo para convertirlos a la fe en Cristo. Esteban, un líder de la iglesia primitiva, les dijo a aquellos que estaban a punto de asesinarlo, “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo...” El apóstol Pablo también hizo una declaración similar ante un grupo que rechazaba el evangelio en Hechos 28:23-27.

Cualesquiera que sean las razones por las que la gente rechaza a Jesucristo, su rechazo tiene consecuencias eternas desastrosas. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12) Y aquellos que lo rechazan, por cualquiera que sea la razón, enfrentan una eternidad en las “tinieblas de afuera” del infierno, donde habrá “lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 25:30)

¿Cuál es el punto de vista cristiano sobre el retiro?

Pregunta: "¿Cuál es el punto de vista cristiano sobre el retiro?" Respuesta:

Al aproximarse la edad del retiro, los cristianos se preguntan qué es lo que debe hacer un creyente durante esos años de retiro. ¿Se retiran los creyentes del servicio cristiano, cuando se retiran de su trabajo? ¿Cómo debe ver un cristiano el retiro?

(1) Aunque no hay un principio bíblico de que una persona deba retirarse de su trabajo al alcanzar cierta edad, hay un ejemplo de los levitas en su trabajo relacionado con el tabernáculo. En Números 4, los diferentes levitas varones, son numerados por servicio en el tabernáculo desde la edad de 30 a los 50 años. “Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión. Pero desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán. Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio.” (Números 8:24-26).

(2) Aunque podamos retirarnos de nuestras vocaciones (aún del ministerio cristiano de “tiempo completo”), nunca debemos retirarnos de servir al Señor, aunque la manera en que lo sirvamos pueda cambiar. Hay un ejemplo de dos personas de edad muy avanzada en Lucas 2:25-38 (Simeón y Ana) quienes continuaban sirviendo fielmente al Señor. En ese pasaje se habla de una anciana viuda de quien se dice que servía al Señor en el templo de día y de noche, con ayunos y oraciones. En Tito 2 se nos dice que los hombres y mujeres mayores, deben enseñar a los jóvenes cómo comportarse por medio de su ejemplo.

(3) Los años de la vejez no son para que uno los invierta en la búsqueda del placer. Pablo dice que la viuda que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. (1 Timoteo 5:6). Contrario a la instrucción bíblica, mucha gente entiende el retiro como “la búsqueda del placer” siempre que sea posible. No quiere decir que los retirados no puedan disfrutar del golf, las funciones sociales, o pasatiempos agradables. Pero estos no deben ser el enfoque principal de la vida de uno en ninguna edad.

(4) Segunda de Corintios 12:14 declara que los padres deben ahorrar para los hijos. Pero más allá de esto, la cosa más grandiosa que uno puede “atesorar” para ellos, es la herencia espiritual, la cual también puede ser pasada a los hijos, nietos y bisnietos. James Dobson, en su libro Straight Talk to Men and Their Wives, (Plática Directa para los Hombres y Sus Esposas), habla de su bisabuelo quien en sus años de vejez, pasaba una hora diaria, justo antes del almuerzo, orando por sus descendientes, tanto por aquellos que vivían, como por los que aún no nacían. Un día él anunció a su familia que Dios le dijo que todos sus descendientes hasta la cuarta generación serían cristianos.

James Dobson perteneció a esa cuarta generación, y en verdad todos los que le antecedieron no sólo se convirtieron en cristianos, sino también en ministros o se casaron con ministros de la denominación a la que había pertenecido su bisabuelo. James Dobson fue el primero que no entró en el ministerio.

En resumen, mientras uno alcanza “la edad del retiro” (cualquiera que ésta sea), su vocación puede cambiar, pero el trabajo de su vida sirviendo al Señor no cambia. Y con frecuencia son estos “ancianos santos” quienes, después de toda una vida de caminar con Dios, están capacitados para transmitir las verdades de la Palabra de Dios, al relatar cómo Dios ha trabajado en sus vidas. La oración del salmista debe ser nuestra oración mientras envejecemos (Salmos 71:18)

“Aún en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir.”

El cristiano nunca se retira del servicio a Cristo; él solo cambia el domicilio de su lugar de trabajo.

¿Debería un cristiano tomar un seguro?

Pregunta: "¿Debería un cristiano tomar un seguro?" Respuesta:

Los cristianos batallan con frecuencia con la cuestión de que si el contratar un seguro demuestra una falta de fe. Esta es una lucha saludable y los creyentes necesitan examinar las Escrituras para obtener una respuesta que puedan defender bíblicamente.

Primero, acordemos que el asegurarse no está específicamente mencionado en la Biblia. Si algo no está específicamente mencionado en la Palabra de Dios, entonces debemos obtener información de los principios y la enseñanza de todo el testimonio de la Escritura. Después de colectar todos los principios de la Escritura que puedan aplicarse, diferentes creyentes pueden llegar a diferir en convicciones personales. Romanos capítulo 14 nos dice que tales situaciones nos llaman a permitir que otros elijan de manera diferente en sus convicciones, y que debemos respetarlo. En el mismo capítulo también está escrito que los creyentes tienen una responsabilidad de decidir por ellos mismos (Romanos 14:5). La redacción del texto indica que se nos pide que hagamos un concienzudo estudio de la Palabra de Dios, y luego tomar nuestras decisiones sobre lo que Dios quiere que hagamos como una convicción personal. Debemos notar que el verso final del mismo capítulo de Romanos 14, declara que cualquier cosa que decidamos debe estar basada en la fe.

¿Cuáles son algunos de los principios? Debemos obedecer a las autoridades que están sobre nosotros. Por lo tanto, se nos pide tener un seguro de automóvil. Debemos cuidar de nuestras familias. Por eso, debemos planear anticipadamente para el beneficio futuro de nuestras familias. Esto habla de ahorrar para las necesidades futuras, tales como ropa, colegiaturas e imprevistos. Esto también pudiera incluir el planear cubrir las necesidades médicas por medio de la obtención de un seguro. Esto también puede incluir prepararnos para el indeseable e imprevisto deceso de un padre. El seguro de vida puede ser visto como una falta de fe, amor al dinero, planeación prudente, o posiblemente una sabia administración del dinero. La convicción y condición de cada persona puede diferir en estas áreas. Dios ciertamente apoya la planeación anticipada. La historia de José y su sabia planeación no sólo salvó a la nación pagana de Egipto, sino también al pueblo de Israel y al linaje de Cristo (Génesis 41).

La conclusión es que debemos estudiar la Palabra de Dios y acudir a Él para preguntarle qué es lo que debemos hacer en ésta y todas las áreas de la vida. Hebreos 11:6 declara que sin fe, es imposible agradar a Dios.

Esta es la verdadera pregunta, “¿Complacerá esto a mi Padre celestial?” Otro verso a considerar es Santiago 4:17 el cual deja muy en claro que si tenemos la oportunidad de hacer el bien, no sólo podemos sino debemos hacerlo; si no, es pecado. El contexto aquí está hablando acerca de la planeación y del futuro, y es una buena lectura para alguien que esté luchando con esta situación. Otro verso que trata este problema es 1 Timoteo 5:8, el cual dice claramente que si queremos ministrar a otros, debemos comenzar con nuestras propias familias. También establece que el hombre tiene la responsabilidad de cuidar de las necesidades físicas pasadas, presentes y futuras de su familia.

¿Qué dice la Biblia respecto a que un cristiano permanezca soltero?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia respecto a que un cristiano permanezca soltero?"

Respuesta:
La cuestión de que un cristiano permanezca soltero y lo que la Biblia dice acerca de que los creyentes nunca se casan, es con frecuencia malentendido. Pablo nos dice en 1 Corintios 7:7-8, “Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo.” Nótese que él dice que algunos tienen el don de la soltería y algunos el don del matrimonio. Aunque parezca que casi todos se casan, no es necesariamente la voluntad de Dios para todos. Pablo, por ejemplo, no tuvo que preocuparse por problemas y preocupaciones extras que vienen con el matrimonio y/o la familia. Él dedicó su vida entera a propagar la Palabra de Dios. Él no habría podido ser un mensajero tan provechoso para todos nosotros, si hubiera estado casado.

Por otra parte, algunas otras personas funcionan mejor como un equipo, sirviendo a Dios como una pareja y una familia. Ambas clases de personas son igualmente importantes. No es pecado permanecer soltero, aún por toda una vida. Las cosas más importantes en la vida no se basan en encontrar una pareja y tener hijos, sino en servir a Dios. Debemos educarnos a nosotros mismos en la Palabra de Dios, mediante la lectura de la Biblia y la oración, formando una relación personal con Él, que es tan necesaria para nuestra salvación (Juan 17:3). Si le pedimos a Dios que se revele a nosotros, Él responderá (Mateo 7:7), y si le pedimos que nos utilice para llevar a cabo sus buenas obras, Él lo hará también. “Nos os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

¿Puede un cristiano jugar con video juegos?

Pregunta: "¿Puede un cristiano jugar con video juegos?" Respuesta:

Por haber sido escrita hace 2000 años, la Palabra de Dios no enseña explícitamente si es que un cristiano debiera jugar videojuegos. Pero los principios bíblicos se aplican aún en la actualidad, con respecto al mejor uso de nuestro tiempo. Cuando Dios nos muestra que una actividad específica está controlando nuestras vidas, debemos abstenernos de ella por un tiempo. Este “ayuno” puede ser de comida, cine, música, videojuegos, y cualquier cosa que nos aleje del amar a Dios. Mientras que algunas de estas cosas pueden no ser malas en sí mismas, éstas llegan a convertirse en ídolos si es que nos distraen de nuestro primer amor (Colosenses 3:5; Apocalipsis 2:4). Devotamente, considera la siguiente enseñanza bíblica. Si es que confiamos en Dios para obtener sabiduría, Él nos promete guiarnos (Santiago 1:5; Proverbios 3:5-6).

1. ¿Los juegos de video me edificarán o simplemente me entretendrán? Edificar significa construir. ¿Jugar con videojuegos, edifican tu amor por Dios, tu conocimiento de Él, o ministran a otros? “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.” (1 Corintios 10:23; ver también 1 Corintios 10:24; Romanos 14:9). Cuando Dios nos da un tiempo de descanso, debemos buscar actividades que disfrutemos y nos edifiquen, tales como la música de calidad, libros edificantes, o conversaciones constructivas. ¿Elegimos lo permisible sobre las actividades que valen la pena? Cuando tenemos que elegir entre bueno, mejor y lo mejor, ¡debemos elegir lo mejor! (Ver Gálatas 5:13-17).

2. ¿Jugar videojuegos, obedece a mi voluntad, o a la de Dios? La voluntad de Dios para Sus hijos puede ser sintetizada en Su gran mandamiento: “…. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10:27). Nuestra voluntad ha sido contaminada por el pecado. Por haber sido salvados de nuestros deseos egoístas, deberíamos rendir nuestra voluntad (Filipenses 2:7-9). La voluntad de Dios transforma nuestra voluntad (Salmos 143:10). Pronto, Sus deseos para nosotros se convierten también en nuestros más profundos deseos.

Mucha gente cree que la voluntad de Dios es aburrida y humillante. Ellos se imaginan a un monje en un aislado monasterio o a un resentido empleado de limpieza de una iglesia. Por el contrario, la gente que sigue la voluntad de Dios para sus vidas es la gente más aventurera y alegre de todas. Lo podemos verificar leyendo biografías sobre la historia de héroes tales como Hudson Taylor, Amy Carmichael, Corrie Ten Boom, y George Muller. Ciertamente ellos enfrentaron dificultades del mundo y del diablo, y pudieron no haber tenido muchas posesiones de este mundo, pero Dios realizó grandes obras a través de ellos. “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.” (Colosenses 1:9-10) Al principio, Su voluntad parece imposible y demasiado santa para ser divertida, pero Dios nos da el poder para cumplirla y los deseos para deleitarnos en ella. “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado.” (Salmos 40:8ª; ver Hebreos 13:21).

3. ¿Glorifica a Dios un videojuego? Algunos videojuegos glorifican la violencia, la lascivia, y las decisiones tontas (p. ej. “Estoy fuera de la carrera, así que voy a destrozar mi auto”). Las actividades de un cristiano deben traer gloria a Dios (1 Corintios 10:31) y ayudarle a crecer en el conocimiento y la gracia de Jesucristo.

4. ¿Jugar con videojuegos, resultará en buenas obras? “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10; ver también Tito 2:11-14 y 1 Pedro 2:15). La pereza y el egoísmo violan los propósitos de Dios para nosotros – el hacer buenas obras para otros. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (1 Corintios 15:58; ver también Gálatas 6:9-10).

5. ¿Jugar con videojuegos, demuestra auto-control? Mucha gente ha dicho que los videojuegos pueden convertirse en una adicción o una obsesión. No hay lugar en la vida del cristiano para tales cosas. Pablo compara la vida cristiana con la disciplina que tiene un atleta sobre su cuerpo, a fin de ganar el premio. Los cristianos tienen una motivación mayor para vivir una vida apartada: la recompensa eterna en el cielo. “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre….” (1 Corintios 9:25-27).

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” (Hebreos 12:1-3; ver también 2 Pedro 1:3-8 y 1 Timoteo 4:8, 12).

6. ¿Jugar videojuegos, redimirá el tiempo? Tendrás que dar cuenta de cómo usas tus limitados minutos. Difícilmente puede llamársele un buen uso del tiempo, a desperdiciar horas enteras jugando con un videojuego. “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. (Efesios 5:15-17). “… para no vivir el tiempo que resta en la carne conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.” (1 Pedro 4:2; ver también Colosenses 4:5, Santiago 4:14, y 1 Pedro 1:14-22).

7. ¿Pasa la prueba de Filipenses 4:8? “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Cuando juegas videojuegos, ¿tu mente se concentra en cosas santas o mundanas?

8. ¿Jugar con videojuegos, armonizará con el propósito de mi vida? Pablo escribió que en los últimos días las personas serían “… amadores de los deleites más que de Dios,” (2 Timoteo 3:4). Nuestra cultura llena esa descripción. Nos encanta jugar. Los no creyentes se vuelven adictos al entretenimiento, tales como películas, deportes, y música de rock, porque ellos no tienen un propósito más alto que el de disfrutar la vida antes de la muerte. Estos pasatiempos no pueden satisfacer (Eclesiastés 2:1). Cuando los cristianos se vuelven adictos a estas mismas cosas, al igual que los no creyentes, ¿podremos decir realmente que estamos mostrando una vida nueva en nosotros, “… en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15)? ¿O probamos a otros que realmente no somos diferentes a ellos, y que Cristo no ha hecho una diferencia significativa en nuestras vidas? Pablo consideró que el conocer, amar, y obedecer a Dios era su más alta prioridad. “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo… a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte.” (Filipenses 3:7-10). ¿Jugar con videojuegos, mostrará mi amor por Dios o mi amor por las cosas del mundo? (1 Juan 2:15-17).

9. ¿Jugar videojuegos me proporciona un enfoque de lo eterno? Los cristianos tienen la esperanza de la recompensa eterna en el cielo si es que son fieles en la tierra (Ver Mateo 6:19-21 y 2 Corintios 3:11-16). Si nos enfocamos en vivir por una eternidad, en vez de los placeres pasajeros de la tierra, tendremos que ceder nuestros recursos, tiempo y corazones para el ministerio. “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra… Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiremos la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.” (Colosenses 3:1-2, 23,24). Si nuestras posesiones o actividades son causa de que perdamos nuestra recompensa eterna, ¿de qué servirán (Lucas 12:33-37)? Los cristianos en los países ricos, con frecuencia tratan de servir tanto a Dios como a sus propios deseos. Pero Jesús dijo claramente, “Ninguno puede servir a dos señores…” (Mateo 6:24).

Dios nos da el gozo a través de las horas de trabajo y descanso (Eclesiastés 5:19; Mateo 11:28-29; Colosenses 3:23-24). Debemos encontrar ese balance entre el trabajo y la recreación. Cuando apartamos tiempo para el descanso como Jesús lo hacía (Marcos 6:31), debemos elegir una actividad edificante. La pregunta no es “¿Puedo jugar videojuegos?” sino “¿Los videojuegos serán la mejor elección?” ¿Me edificará, mostrará amor por mi prójimo y glorificará a Dios? Busca actividades dignas de alabanza, no simplemente las permisibles. De cualquier manera que Él te guíe, síguelo apasionadamente y por sobre todas las cosas. Prepárate para la eternidad. Cada sacrificio parecerá insignificante cuando nos encontremos con Jesús.

¿Espera Dios que los cristianos voten?

Pregunta: "¿Espera Dios que los cristianos voten?" Respuesta:

Más allá de cualquier sombra de duda, votar es el deber y la responsabilidad de cada cristiano y votar por los líderes que promueven los principios cristianos. Ciertamente Dios está en control, pero eso no significa que no hagamos nada para fomentar Su voluntad. En 1 Timoteo 2:1-4, se nos ordena orar por nuestros líderes. En términos de liderazgo político, hay evidencia en la Escritura de que algunas veces Dios ha estado disgustado con nuestras elecciones (Oseas 8:4). La evidencia del dominio del pecado en este mundo, está por todas partes. Mucho del sufrimiento en el mundo se debe al liderazgo ateo (Proverbios 28:12). La Escritura da instrucciones a los cristianos para que obedezcan a las autoridades legítimas, a menos que éstas contradigan los mandamientos del Señor (Hechos 5:27-29; Romanos 13:1-7). Como creyentes nacidos de nuevo, debemos esforzarnos por elegir líderes quienes serán a su vez guiados por nuestro Creador (1 Samuel 12:13-25). Los candidatos o aspirantes que violan los mandamientos bíblicos en la vida, la familia, el matrimonio, o la fe, nunca deben ser apoyados (Proverbios 14:34). Los cristianos deben votar como sean guiados a través de la oración y el estudio tanto de la Palabra de Dios como de las realidades de las opciones en la votación.

Los cristianos en muchos países de este mundo son oprimidos y perseguidos. Sufren bajo gobiernos ante los que ellos no tienen el poder para cambiar, gobiernos que odian su fe y silencian sus voces. Estos creyentes predican el Evangelio de Jesucristo a riesgo de su propia vida. Muchos son muertos para que otros puedan beneficiarse del amor de Dios. Los cristianos norteamericanos han sido bendecidos con el derecho de hablar y elegir a sus líderes sin temer por ellos mismos y sus familias. En los Estados Unidos, durante la elección presidencial del 2000, cerca de 2 de cada 5 auto-profesantes cristianos dieron por sentado ese derecho. Pero 1 entre 5 auto-profesantes cristianos que podrían hacerlo, ni siquiera están registrados para votar.

En nuestros días y en esta era, hay muchos que quieren retirar el nombre y el mensaje de Cristo totalmente fuera del ojo público. Votar es una oportunidad para promover, proteger y preservar un buen gobierno. Dejar pasar esa oportunidad, significa permitirles a aquellos que denigrarían el nombre de Cristo que se abran camino en nuestras vidas. Los líderes que elegimos – o no hacemos nada para quitarlos – tienen gran influencia en nuestras libertades. Ellos pueden elegir proteger nuestros derechos de adorar y propagar el Evangelio, o pueden restringir nuestros derechos. Ellos pueden dirigir nuestra nación hacia la rectitud o hacia un desastre moral. Los cristianos en los Estados Unidos deben ponerse de pie y seguir nuestro mandato de cumplir con nuestros deberes cívicos (Mateo 22:21).