Capítulo 4
Luego Jesús fue enviado por el Espíritu al desierto para ser probado por el Maligno.
Y después de estar sin alimento durante cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
Y vino el Maligno y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di la palabra para que estas piedras se conviertan en pan.
Pero él respondió y dijo: Está en las Escrituras: el pan no es la única necesidad del hombre, sino toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el Maligno lo llevó a la ciudad santa; y lo puso en el punto más alto del Templo y le dijo:
Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo. porque está en las Escrituras, A sus ángeles mandará acerca de ti; y, en sus manos te sostendrán arriba, para que tu pie no sea aplastado contra una piedra.
Jesús le dijo: Otra vez está en las Escrituras: No pongas a prueba al Señor tu Dios.
Otra vez, el Maligno lo llevó a una montaña muy alta, y le permitió ver todos los reinos del mundo y la gloria de ellos;
Y él le dijo: Todo esto te lo daré, si te inclinas y me adoras.
10 Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque está en las Escrituras, adora a Jehová tu Dios, y a él solo servirás.
11 Entonces el Maligno se alejó de él, y los ángeles vinieron y lo cuidaron.
12 Cuando llegó a sus oídos que Juan había sido encarcelado, se fue a Galilea;
13 Y saliendo de Nazaret, vino y habitó en Capernaúm, que está junto al mar, en la tierra de Zabulón y Neftalí.
14 Para que la palabra del profeta Isaías se hiciese realidad,
15 La tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, por el camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los Gentiles,
16 La gente que estaba en la oscuridad vio una gran luz, y a los que estaban en la tierra de la sombra de la muerte Luz les resplandeció.
17 Desde entonces, Jesús anduvo predicando y diciendo: Deja que tu corazón se aparte del pecado, porque el reino de los cielos está cerca.
18 Y cuando andaba junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, cuyo otro nombre era Pedro, y Andrés, su hermano, que estaban poniendo una red en el mar; porque ellos eran pescadores.
19 Y les dijo: Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres.
20 Y enseguida soltaron las redes y fueron tras él.
21 Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan, su hermano, en el barco con su padre, que cosían sus redes; y él dijo: Ven.
22 Y partieron del barco y de su padre, y vinieron en pos de él.
23 Y andando Jesús por toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando a los enfermos de cualquier enfermedad en el pueblo.
24 Y noticias de él salieron por toda Siria; y le llevaron a todos los que estaban enfermos con diferentes enfermedades y dolores, los que tenían espíritus malignos y los que estaban fuera de sí, y los paralíticos. Y los sanó.
25 Y le siguieron un gran número de gente desde Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y desde el otro lado del Jordán.